Una noche de chicas era todo lo que hacía falta para poder mantener mi mente despejada, reír y contar anécdotas fue refrescante y más si las chicas no me dejaron sola en ningún momento, sabían que no estaba del todo bien sin necesidad de decirles, solo estaban conmigo apoyándome sin preguntas ni reproches y eso era de agradecer.
Aunque el día de hoy otra era la situación, me debo preparar para enfrentarme a una realidad que no deseaba, sin embargo en algún momento debía volver a verlo, no había venido a la casa y sinceramente lo agradecía ya que no tenía intención de verlo o hablar con él.
-Estas lista?—Claudia se quedó conmigo nuevamente y se lo agradezco.
-Casi! – Término de alistarme para que no lleguemos tarde – bajo en cinco minutos.
No tardó más de eso y tomo mis cosas para salir, Claudia me espera en su auto para poder apresurar la ida.
-Estoy acá! – entro al auto y veo como me observa de reojo.
-Nunca cambiarás – no lo dice en forma de reclamo – cierra la puerta y abróch