Mundo de ficçãoIniciar sessãoDesperté sobresaltada, cubierta de sudor, mi corazón latiendo con fuerza. En mi mente, la imagen huidiza de un corredor de la prisión sugería qué clase de sueño acababa de tener, y bien podía sentirme agradecida de no recordarlo.
—¿Estás bien, amor? —preguntó Dylan en un murmullo soñoliento.
Yo estaba boca abajo, como solía dormir, y sólo entonces reparé en su mano apartando mi ropa interior, al tiempo que apoyaba una pierna entre las mías. Antes que pudiera responderle, se tumbó sobre mí, inmovilizándome con su peso.
—Aguarda, Dylan —musité al sentir su erección entre mis glúteos.
Cómo hablarle a una pared. Me penetró un momento después soltando un estertor de gusto.
—¡Detente, D! —insistí, revolviéndome bajo él—.







