La llegada de la muerte fue tan impactante para la diosa de la vida y su madre, como para mi, esa querida dama que fue proclamada como la amante de la divinidad de los espíritus.
Un título que la llevo a tener... Unos cuantos enemigos.
—Moros. ¿Acaso sabías de mi embarazo? —Solte de inmediato, no planeaba dejar ninguna clase de ventaja a esa pobre mujer con la piel carente de color. Supongo que el susto la llevo a estar así de pálida, como un pan que salió crudo del horno.
Ahora tengo dos panes crudos, la reacción de Moros fue tan espectacular como la capacidad de su piel de volverse mucho más blanca a pesar de su color natural.
No tuvo que decir ninguna palabra para responder ya que lo entendí de inmediato, su conocimiento del embarazo es incluso desde antes de este momento.
Que estúpida. ¿Como no pude darme cuenta antes?
Si él en nuestra última noche juntos insistió en tocar mi vientre en cada momento, dedicando una gran ternura y devoción de la que nunca goce si no hasta que él me