—Siete hombres mueren en un callejon de París. —A primera hora de la mañana el periodico fue recibido en casa con tal noticia, sorprendida por la agilidad de las imprentas guarde el periodico en mi bolso para llevarlo a mi amiga en el hospital.
Comencé a caminar por las grandes y hermosas calles de París, saludando a esos agradables vecinos que salían a buscar sus periódicos aún húmedos de tinta para enterarse de las últimas noticias.
A medida que iba caminando y me acercaba a la calle de las panaderías un recuerdo fugaz vino a mi mente.
Las llaves de la panadería.
Un grito de horror salió de mi garganta y volví corriendo a casa, una exhaustiva búsqueda de minutos fue en vano ya que no logré encontrar la llave por ningún lado.
El señor Arthur va a matarme por perder su preciada llave.
Bueno... No considero que sea algo malo.
¿O si?
Moyra está en el hospital, morir significa dejarla sola.
No, no es buena opción.
No aún.
Todo el camino a la panadería para explicar a Arthur lo ocurrido f