Yo no podría estar más confundida, con el corazón en la garganta.
Me era difícil entender por qué no quería llevarme con el a pesar de que me explico esos motivos, esas grandes razones para el que no lo permiten llevarme por mucho que me ruegue.
El las ve como grandes razones, yo las veo minúsculas. Supongo que él tiene razón al pensar que solo quiero irme con él por seguir aferrada al pensar que es mi única escapatoria.
Pero también quiero irme con él por que lo amo.
El único hombre que he llegado a amar en vida.
Y aún así me contuve a seguir reclamando, ver cómo el tenía la misma desesperación que yo. Su cuerpo temblar por el simple hecho de que yo lo descubrí y por eso quizás ahora no podamos estar juntos por ello.
No quiero que me dejé.
El no lo hará, se que no lo hará.
Me lo prometió.
Y a pesar de ello, la tristeza se poso en mi pecho con fiereza y rasgaba cada parte de mi ser.
Lo mire destruida, con un nudo en la garganta.
Ahora entiendo por qué Penélope no sabía nada del nuevo