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Emma:

Al día siguiente.

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Ya estábamos de regreso a Chicago, se que le había dicho a mis hombres que regresaría en dos días pero quería sorprenderlos, les compré algunos regalos hermosos y por supuesto lencería hermosa para lucirla. Ya lo había hecho con Axel y fue una noche maravillosa.

Les prometí a la familia a de Axel, volver a venir a visitarlos, de verdad que adoré a esta familia, todos me trataron demasiado bien y me hicieron sentir como en casa. Definitivamente iba a volver.

—Amor ¿Cómo te sientes?

—Bien —Axel me sonrió—, voy a extrañarlos a todos, sobretodo a mamá, antes de venirme quería llorar —rió leve—, estará bien.

La conexión que tenían Luna y Axel era hermosa, así como la que tengo yo con mamá.

—Bueno, no es sencillo dejar ir a los hijos... Al menos eso dice mamá —reí—, pero siempre hay que salir al mundo para aprender.

—Eso si —giro a la derecha— ¿A dónde vamos? ¿Mika o tu departamento?

—Vamos al de Mika, le escribí anoche y esta mañana, pero no me respondió.

Hoy era domingo y la pastelería no abría, probablemente esté durmiendo de lo cansado que está, se que mi Mika no es bueno para la cocina pero se que se esfuerza mucho por aprender y mi Carlo es todo un cocinero experto al igual que Axel, no me importaba si los tres eran distintos, los amaba y eso era lo que más me importaba.

Anoche recibí un mensaje de Jess, el viernes habrá una fiesta en la casa de Natalie, ella quiere ir pero no sin mi, así que acepté, era la primera vez que iría a una fiesta de la universidad, por lo general se ponen muy locos en las fiestas, pero está vez quería bailar hasta que las piernas me dolieran e iba a hacerlo, nadie iba a detenerme. Quería distraerme de tantos libros y tareas, ser una chica de mi edad por una noche.

Llegamos al edificio donde vive Mika, Axel me ayudó con la maleta y subimos al departamento, por suerte Mika le habían dado la llave a Axel para poder ingresar. Cuando lo hicimos nos quedamos estupefactos al ver el departamento de Mika.

—¿Pero que ha pasado aquí? —Axel estaba sorprendido.

Había vidrios por todos lados, las sillas tiradas en el suelo y había un poco de olor a alcohol por el pequeño bar de Mika que por cierto estaba hecho trizas. Cerca del sofá divisé un arma y de inmediato corrí gritando como loca.

—¡Carlo! ¡Mikael! —alcé la voz para que pudieran escucharme. 

Un Carlo medio dormido salió corriendo de una de las habitaciones, tenía solo un pantalón de chandal puesto, corrí hasta el y lo abracé.

—Dios mío —lo miré— ¿Estás bien? ¿No estás herido?

—¿Emma? —frunció el ceño—, creí que regresarías en dos días... —parpadeó varias veces— no estoy herido.

—¿Dónde está mika? —no respondió— ¡¿Dónde está Mika?!

Mi mente se estaba imaginando Miles de escenarios catastróficos y ninguno era bueno.

—Cálmate por favor... Mika está en su habitación, está dormido, pero está...

No lo escuché y fui hasta la habitación de Mika, todo estaba hecho un desastre, ropa y los muebles tirados por. todos lados. Caminé hasta Mika, el estaba acostado boca abajo, su rostro estaba hinchado y rojo, al igual que sus ojos, nariz y mejillas, en su mano había una botella de alcohol vacía, con cuidado se la quite al igual que los zapatos y lo acomodé bien en la cama. Bajé hasta la sala donde estaban Axel y Carlo recogiendo todo.

—Mi amor ¿Que pasó?

Paro su acción —Anoche vino Anton a hablar con Mika, estuvieron hablando tranquilamente hasta que escuché gritos por parte de Mika, creí que estaba en peligro pero... Todo fue un desastre.

•Flashback•

Bajé rápidamente a la sala cuando escuché el grito de Mika, el tenía a Anton por la camisa.

—¡Dime qué es mentira! —lo zarandeo con fuerza— ¡Di que mientes Anton!

—¡No miento! ¡Mikaela está viva!

Mi cuerpo se paralizó por completo al escuchar las palabras de Anton, Mikaela estaba viva pero ¿Cómo? Si yo fui con Axel a Rusia para el funeral, su esposo la había matado a golpes, no entendía nada.

Anton se zafó del agarre de Mika.

—Escucha Mika... —suspiró—, yo planifique la supuesta muerte de Mikaela, ella misma me pidió ayuda porque estaba cansada de aguantar los maltratos de su esposo.. el maldito viejo no permitió que me acercara a ella así que con ayuda de unos de mis hombres la saqué del país antes de que su esposo se enterara, busqué en la morgue un cuerpo de una mujer desconocida y lo metí en la casa... Luego la encendí, porque ese mismo día aquel infeliz le dió una paliza que casi la mata.

Eso era lo que nos habían dicho, que había muerto en aquel incendio, pero la causa de muerte fue por asfixia mecánica provocada por su esposo, dijeron que la velarían sellada porque quedó irreconocible.

—¡¿Por qué me lo ocultaron?! ¡Maldita sea! ¡¿Por que?! —gritó.

—¡Porqué el viejo te tenía vigilado! ¡Por eso! —Anton alzó la voz— nuestro padre sabía cada maldito movimiento que hacías, no podía arriesgarme a poner en peligro a mi hermana, por eso la oculte y le cambié el nombre para que nadie supiera de ella.

Mika se lanzó encima de Anton y ambos cayeron al suelo, en el proceso varios vidrios cayeron al suelo, Mika empezó a golpear a Anton fuertemente.

—¡Tu viste como mi madre y yo sufrimos por la muerte de Mikaela! —le daba más duro en la cara— ¡Maldito! ¡Yo sufrí enterrando a mi hermana! —dejó de golpearlo.

La cara de Anton estaba llena de sangre, pero no se defendió.

—Golpéame hermano —tosió sangre—, golpéame todo lo que quieras, entiendo tu molestia... Pero tienes que entender que tenía que protegerla, eras tú o ella, pero decidí sacrificar mi vida por los dos, porque son mis hermanos y a pesar de todo, yo los quiero.. 

Mika iba a golpearlo pero no pudo, pegó su cabeza en el pecho de Anton y empezó a llorar.

—Yo enterré una urna con una desconocida dentro —sollozó—, creí que era mi hermana, lloré por ella, sufrí por meses y me culpe una y otra vez de no poderla proteger... Y tú, tu me lo ocultaste por años. Maldita sea Anton. 

—Tenía que hacerlo Mika —habló con dolor—, a mi también me dolía verla así, yo jamás los he odiado, son mis hermanos y haría lo que fuera por ustedes... Si eso implica sacrificar mi vida... Perdóname Mika, perdón hermano.

Mika se levantó, iba a acercarme pero me lo impidió, caminó hasta el bar y abrió una botella, caminé hasta Anton y lo ayude a levantarse, su rostro estaba ensangrentado.

—Ve a una habitación, al final del pasillo hay una donde hay un botiquín de primeros auxilios —asintió—, quédate esta noche, yo me encargo de Mika.

—Cuidalo esta noche..

El subió hasta la habitación sin ser visto por Mika, el estaba bebiendo sin parar.

—Es un maldito —rió en medio de su llanto—, lo odio, odio a todos ¡Los odio!

Empezó a lanzar vasos por todos lados y tirar todo a su paso.

•Fin del Flashback•

—Bebió hasta dormirse sobre el sofá, me costó una vida llevarlo hasta allá, no soltó la Maldita botella hasta que se durmió.

Mi corazón dolía al escuchar el relato de Carlo, sin duda esto había Sido un duro golpe para Mika, saber de repente de que su hermana está viva, no debió ser nada fácil, ahora tocaba esperar que se Levante y quiera hablar conmigo sobre eso.

—¿Anton sigue aquí? —preguntó Axel.

—No lo sé —Carlo negó—, pase toda la noche con Mika, no sé si se habrá ido.

—Dios mío —solté un suspiro pesado—, los ayudo a limpiar mis amores.

Ellos asintieron y los ayudé a limpiar la sala, todo ya estaba casi limpio, escuché ruidos arriba y arcadas, sabía que era Mika.

—Axel amor ¿Podrías hacer un café bien cargado para Mika? Por favor.

—Claro amor—-sonrió leve—, haremos comida también.

—Gracias.

Subí hasta la habitación de Mika y no estaba en la cama, fui hasta el baño donde estaba vomitando, me acerque a el y le frote suavemente la espalda. Cuando terminó de vomitarlo todo, camino hasta el lavamanos y empezó a enjuagarse la boca, luego me miró a través del espejo.

—Emma estás aquí.. —su voz era rasposa y el olor a alcohol salía de sus poros.

Estaba desaliñado y ojeroso, su rostro estaba hinchado. Sin decir una sola palabra le fui quitando la camisa lentamente, ya afuera de su torso le quité el pantalón junto con el bóxer, me quité la ropa y ambos nos metimos a la ducha, en total silencio empecé a bañarlo, el también se mantenía callado, ya después de bañarlo y quitarle todo ese olor a borracho, le coloque su bata de baño y yo también me coloque una, cómo su baño era grande había una tina, caminó hasta ella y se sentó.

—Supongo que ya lo sabes ¿No?

—Así es —me mantuve lejos—, si deseas estar solo, solo dímelo y te daré tu espacio amor.

—¿Me dejarás solito? —preguntó suavemente.

—Lo haré si me lo pides, sabes que jamás voy a presionarte para nada Mika.

—Mi hermana está viva Emma.. ¿Sabes cómo me siento? —asentí—, entonces ven a darle un abrazo a tu guapo hombre, bueno, justo ahora debo verme como la m****a.

—Sigues siendo guapo mi amor —sonreí.

—Lo se —rió, extendió su mano—, ven a abrazarme, lo necesito más que nunca.

Caminé hasta el y lo abracé fuertemente y por supuesto que se aferró a mi, pegó su frente en mi pecho y suspiró.

—Tengo que buscarla, a mamá le pegará peor que a mí, Anton es un bastardo... Me ocultó a mi hermana.

—No se que decir sobre eso Mika, no quiero estar de parte de nadie pero... ¿Tu hubieses hecho lo mismo? —lo separé de mi— dime ¿Hubieses hecho lo mismo si tú hermana te lo hubiese pedido?

—Claro que si... Haría todo por protegerla. Incluso daría mi vida por ella. 

—Eso fue lo que hizo Anton, aunque estuvo mal no se.. —hice una mueca—, pero sabes que tu padre te estaba vigilando, dime ¿Qué hubiese pasado si se enteraba de que ella estaba viva? Posiblemente se la llevaría y la casaría de nuevo con un hombre cruel. No conozco a Anton, pero... Lo que hizo fue increíble, aunque un poco arriesgado también... —lo tomé de las mejillas—, escúchame mi amor, no te pido que lo perdones ahora, eso será tu decisión pero si te pido que pienses un poco sobre lo de tu hermana porque el se arriesgó por ti y por ella, cuando alguien hace algo así, es porque ama de verdad.

—¿Te he dicho que eres maravillosa? —sonrió.

—Si, pero no estaría mal escucharlo de nuevo —besé si frente.

—Pues eres maravillosa mi bonita, por eso te amo.

—Yo también te amo Mikael —sonreí. 

Quería reírme por la expresión de su rostro, era la primera vez que le decía te amo.

—Me has dicho que me amas —sonrió—, me lo has dicho... ¿Podrías repetirlo?

Justo como Carlo, Dios, como los amo. 

—Te amo Mika.

—Otra vez.

—Te amo Mikael Voslov.

Me abrazó fuerte y se acurrucó en mis brazos, claro que lo amaba ¿Cómo no haberlo? Si es lo mejor que me ha pasado. Ahora solo me quedaba decírselo a Axel, quería hacerlo en New York pero, preferí hacerlo después en una mejor ocasión. No había duda de lo que sentía por ellos y por supuesto que son mi felicidad.

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