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Emma:

Seguía en su regazo mientras que sus manos apretaban mi trasero con fuerza. 

Ésta sería la primera vez que tendría sexo en un auto y quién mejor que Mika para hacerlo posible.

—Emma ¿Estás segura de querer hacerlo aquí? Es que es... Incómodo —rió.

—Para mi no lo es —besé su cuello—, hueles delicioso Mika.

Mis caderas se movían de adelante hacia atrás, mientras sentía su dureza aún más en mi entrepierna, sus manos se posaron en mis caderas e hizo mucha presión hacia abajo y no pude evitar gemir en su oído.

Tomé sus mejillas y puse mis labios sobre los suyos en un beso lleno de ganas y deseo, su aliento y sabor a café me encantaba sobre mi boca, dió paso a su lengua dentro de mi boca para empezar a jugar, después el mordió mi labio inferior haciéndome estremecer.

—Follame Emma...

Sonreí y me aparte un poco de el, le solté el cinturón y después el botón de su pantalón, metí mi mano dentro de su boxer sintiendo la dureza de Mika, pase mi dedo sobre su glande dónde había mucho líquido pre-seminal, saqué mi mano y probé la excitación de mi hombre ruso.

—Que imagen más deliciosa —sonrió de lado.

Introduje mi mano de nuevo y saqué su miembro, empecé a masturbarlo lentamente, el cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás y suspiraba, aumente la velocidad, el jadeó con la boca abierta y sus ojos conectaron con los míos, sentí como después rompió mis bragas en un solo movimiento. 

Ya quedando casi que desnuda me alcé un poco para introducir su miembro dentro de mi, ambos gemimos al mismo tiempo, luego empecé a moverme encima de el haciendo saltos. Mika metió sus manos dentro de mi suéter para acariciar mi espalda y clavar sus dedos en mi piel, mientras nos besábamos.

La sensación de hacerlo con Mika era inigualable, por supuesto que me encantaba hacerlo con los tres, cada uno tenía una forma distinta de hacerme sentir bien y elevarme hasta lo más alto, con solo sentir sus manos, no había duda de que estaba más que enamorada de ellos y los quería en mi vida para siempre.

Seguía en mis movimientos mientras el subía mi suéter dejando a la vista mi brasier, lo bajó un poco para sacar mis pechos, me soltó los labios para bajar a mi cuello y posarse en mis pechos.

Metió su cara en medio de ellos mientras me reí un poco, fue cómico verlo hacer eso.

—Me encantan tus pechos... Son perfectos —me sonrió.

Metió uno dentro de su boca y solté un fuerte gemido, mientras el hacia eso mis movimientos aumentaron y mi orgasmo estaba por llegar, Mika con su otra mano azotó un poco mi trasero pero mis movimientos eran más y más rápidos.

—Correte Emma... —jadeó sobre mis labios.

Aumenté la velocidad hasta que mi vientre se contrajo y mi orgasmo llegó al igual que el de Mika, después de sus espasmos, tratábamos de recuperar el aire que nos faltaba.

—Deseo más —gemí.

—Joder Emma, déjame respirar un poco ¿Si? Vamos al departamento y lo haremos donde quieras —besó mis labios.

Lentamente me quité de el y me senté en el asiento del copiloto, me coloque de nuevo mi Overol, fue un poco incómodo hacerlo ya que no tenía bragas, busqué mi teléfono y tenía un mensaje de Carlo.

"¿Ya vienes? Estoy en la puerta de tu departamento"

Marqué su número y a los dos timbres me contestó.

¿Dónde estás bonita? Tengo mucho rato aquí parado..

—Ya voy para allá, en unos minutos llego mi amor.

Bien, te espero aquí.

Mika encendió el auto después de acomodarse la ropa, me sonrió y empezó a manejar hasta mi departamento, minutos después llegamos, lo hice subir conmigo y subimos a mi piso, al llegar vimos a mi Carlo sentado en el suelo del pasillo.

—Al fin llegaste —me dió un beso.

Hoy vestía como casi siempre, pantalones negros rasgados, botas del mismo color, camisa de algodón blanca y una chaqueta negra encima, me encantaba cuando se vestía así, muy sexy.

Abrí la puerta del departamento y ellos se sentaron en el sofá de la sala.

—Ya regreso —ellos asintieron.

Me fui a mi habitación y me quité la ropa, me metí rápidamente al baño para quitarme el sudor de encima, me enjaboné todo el cuerpo con ese jabón que a Carlo le encantaba, dejaba un olor a cerezas sobre mi cuerpo. Salí a la sala con la toalla enrollada en mi cuerpo y con otra secaba mi cabello, esto sería bastante interesante. 

—¿Cómo te fue hoy amor?

Me senté frente a ellos, abrí un poco mis piernas y me acomodé en el sofá, ví como ambos apretaron la mandíbula, Carlo apretó las manos en señal de nerviosismo. 

—Bien bonita... Mucho trabajo —asentí.

—Supongo que debes estar un poco estresado ¿No?

—Un poco —asintió.

Me causaba gracia verlos así, después que muchas veces hemos tenido sexo, aún les generaba nerviosismo y eso me encantaba.

Me levanté del sofá y quité la toalla de mi cuerpo, caminé hasta el hasta pasarme entre sus piernas, Carlo alzó la cabeza para mirarme, luego su mirada bajaba hasta posarse en mi abdomen para darle un pequeño beso, el toque de sus manos me hizo estremecer cuando las paso por mis piernas y mi trasero, luego una de ellas acarició mis muslos y la metió dentro de ellos, luego me abrió las piernas.

—Ponte detrás de Emma —Carlo le dijo a Mika.

El se levantó y se quitó la camisa y el cinturón junto con los zapatos, se colocó detrás de mi y me inmovilizó tomando mis brazos colocándolos en mi espalda, con su otra mano libre sostuvo mi cuello y me pegó a su torso desnudo. Carlo tomó una de mis piernas y las puso en su hombro, besó con calma el interior de mis muslos hasta llegar a mi intimidad; cerré los ojos disfrutando del toque de Carlo y de como Mika rozaba su dureza en mi trasero.

Di un respingo cuando sentí la lengua de Carlo en mi intimidad, con la misma abrió mis pliegues y empezó a meter la lengua dentro de mi. Me gustaba como la lamia, la chupaba y su maravillosa lengua hacia círculos en mi clítoris.

—¡Si! ¡No te detengas Carlo! —grité en un gemido.

Siguió hasta que se detuvo, me frustré mucho y el muy idiota me sonrió, se levantó del sofá y se quitó la chaqueta y después la camisa haciendo que su cabello se desordenara más. Aún seguía inmovilizada por Mika mientras que Carlo se desnudaba frente a mi, jadee cuando su erección salió de su ropa interior, se sentó de nuevo en el sofá.

—Girala.

Mika besó mi cuello y me giró quedando frente a el, me sonrió de lado y lamió mis labios, me hizo caminar hacia atrás, después sentí las manos de Carlo en mi cintura y me sentó en su regazo, me abrió de nuevo las piernas y sus manos se deslizaron tomó mis pechos en sus manos y los masajeó y apretó un poco fuerte, estimuló mis pezones y los estiró un poco, cerré los ojos perdiéndome en el tacto de Carlo, después de jugar con mis pezones su mano se posó en el valle de mis senos y se deslizó a mi vientre y después a mi vagina dónde de una vez introdujo sus dedos dentro de mi, recargué mi cabeza en su hombro y empezó a masturbarme lentamente.

—Oh Carlo.. —suspiré.

Sacó los dedos de mi y escuché como los chupo, me alzó un poco y lentamente entró en mi para empezar a embestirme fuertemente, mis ojos fueron hacia Mika dónde estaba masturbandose, llegó hasta mi y me tomó del cabello, alzó un poco mi cabeza para mirarlo.

—Vas a darme una mamada ahora Emma —asentí— serás una chica buena ¿Lo serás?

—Si señor..

Ambos soltaron un gruñido excitante.

—Me encantó que me llamaras señor —pasó su pulgar por mis labios—, lo harás cuando te follemos ¿Está claro bonita? Ahora abre esa linda boquita

—Si señor —me mordí el labio inferior.

Las embestidas de Carlo aumentaron más fuerte, mientras que Mika tomó mi mandíbula y se puso serio, cosa que me encantó porque sus facciones eran duras, sus ojos azules me retaban y me pedían que lo obedeciera y así lo hice. Abrí mi boca y el sonrió satisfecho, tomó su enorme erección y la acercó a mi boca para introducirla rápidamente y empezar a follarme la boca.

Mi cuerpo estaba experimentando está increíble sensación, la misma cuando tuve sexo con los tres. Carlo siguió embistiéndome más y más fuerte al igual que Mika, quien me seguía follando la boca, sus caderas se movían de adelante hacia atrás, metiendo y sacando su miembro de mi boca.

Lo tomé en mis manos para rodear mi lengua por toda su longitud, desde la punta hasta el final.

—Que deliciosa estás Emma... —Carlo gemía.

Trataba de concentrarme en ambos pero era imposible, la descarga de placer que sentía mi cuerpo era enorme, solo se que quería más y más.  Apreté la pierna de Carlo y creo que entendió lo que le quise decir porque sus embestidas fueron más y más duras, mi vientre se contrajo y apreté la polla de Carlo, parpadee varias veces cuando sentí mi orgasmo llegar junto con el de Carlo, Mika soltó un gruñido y frunció el ceño para empezar a jadear, cerró los ojos y sentí como se corrió en mi boca, el sabor de su semen pasaba por mi garganta hasta que lo trague todo.

Después de los espasmos de Mika sacó su polla de mi boca y sonrió, pasó sus dedos por mis labios.

—Buena chica —sonrió—, estuviste fantástica.

Carlo me levantó y salió de mi, me acomodó sobre el sofá y Vi como se colocó el bóxer, me cargó para llevarme a la habitación y me acostó sobre mi suave cama, sentía mi cuerpo muy pesado y solo quería dormir.

—Necesito mis pastillas —dije en un murmullo bajo, estaba cansada. 

—¿Dónde están? —preguntó Carlo.

—En la vitrina del baño —cerré los ojos.

Poco después llegó Carlo con las pastillas en la mano y Mika con un vaso de agua, Carlo me dió la pastilla y Mika el agua, rápidamente me la tomé y me volví a recostar en mi cama para cerrar los ojos, a lo lejos escuché la voz de Carlo.

—Descansa bonita —sentí un par de besos y caí en mi sueño.

Fue increíble...

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