—No.— giró para ver a Simon perdido en su mente y preguntó— ¿Simon, tu que crees?— Respondió Emma librandose de la mano de Simon.— Como tu quieras— dijo Simon con miedo de que le sucediera algo — Emma, puedes esperar afuera, estas a salvo en mi hogar— respondió la anciana indicandole a Simon una silla frente a ella. Simon tomó asiento mientras miraba a Emma como se alejaba de la ruka con el claro de la noche, la anciana se sentó frente a él y observandolo de pies a cabeza, su mirada era fria e intimidante, pero él con mucho escepticismo no se dejó intimidar.— Ella estara bien, la unica persona que la puede dañar eres tú. Tienes su corazón y vida en tus manos. Simon asombrado por las palabras de la mujer, decidió tomar atención a sus palabras. — Años atrás tu padre estuvo en este mismo lugar, Nahuel comprendió el sacrificio que debía hacer para que te convirtieras en el hombre que eres hoy. Pero aun no estas completo, te tocaran momentos muy dificiles, no debes perder tu objetivo, o
Camino a Pucón, Simón llamó a Laura para informarle que estaba por llegar. Ella se puso alegre, desconociendo el significativo adelanto del viaje de su hermano. Cuando llegaron a la parcela de Laura, eran ya las seis y media de la tarde. Emma quedó asombrada al ver la gran distancia que había desde la entrada hasta el hogar de Laura. Ella los esperaba en la entrada de la casa con una enorme barriga; le quedaba poco tiempo para dar a luz. Simón, al divisarla a lo lejos, se enterneció con la figura de su hermanita. Nunca pensó verla en ese estado; siempre fue tan infantil y frágil que verla ser madre le resultaba gracioso. Estacionó su vehículo y bajó rápidamente a abrazarla, entre risas alegres de ambos. Simón olvidó que Emma aún estaba en el auto; ella bajó sola mientras Simón, luego de abrazar a su hermana, bajaba a Jackie con cuidado para que no saltara sobre Laura. — ¿Entremos? —sugirió Laura, abrazando a Emma por el hombro, mientras Simón caminaba más atrás con su fiel amigo. — ¿
A las cinco y media de la mañana Simon sintió un peso sofocante en su pecho, el claro del amanecer se asomaba en la penumbra de la habitación, pudo sentir a Emma sobre su pecho humedeciendo su ropaje de noche. Prendió la lampara que estaba en su costado y acomodó sutilmente a su acompañante sobre la almohada, se levanto en silencio para vestirse y salir a trotar como lo hace en casa.Cuando salió de la habitacion y prendió las luces a su paso, pudo apreciar la decoración navideña de su hermana, la noche anterior con toda la emoción no lo habia dejado observar aquel espacio calido y familiar.Sobre el mueble de las copas como un altar preciado destacaba una pequeña esfera de cristal, era igual a la que Simon conservaba en su oficina, al tomarla para girarla y ver caer la nieve los recuerdos calidos de las manos de su madre se incorporaron en su ser, fue inevitable que lagrimas cayeran por su mejilla, dejo la esfera en su lugar y tomó un vaso de agua para levantar a Jackie y salir por l
—¡Buenos días!— Laura salió de su habitacion bostezando, Emma y Simon continuaron abrazados en el sillon, mientras la saludaban con una sonrisa de oreja a oreja. —Espera, les prepararé el desayuno a ambas.— dijo Simon levantandose del sillon tras besar en la frente a Emma. En la cocina, se dispuso a sacar jugo de naranja para ambas, colocó panes a tostar mientras calentaba una jarra de leche, parecia un experto. Al cabo de 15 minutos llevó a la mesa en una bandeja su desayuno. —Buen apetito.— Ambas mujeres le sonrieron enternecidas por sus dotes en la cocina. —Simon, ¿cuando retoman el viaje? —Ya no retomaré la ruta. Anoche tomé la decisión de quedarme aquí contigo hasta despues de año nuevo. ¿Tienes algún inconveniente? —¿Enserio?— Laura se puso de pie para abrazar fuertemente a su hermano y besarlo en la mejilla, Simon le abrazó los brazos riendo mientras emocionada Laura lo besaba sin parar, Emma por otro lado sonreía viendo la imagen. Los días pasaron raudos, todo iba en m
A las dos de la mañana, recien terminaron todos los preparativos. Marta los esperaba con un consome exquisito que emanaba un olor calido y acogedor invitandolos a ser saboreado.Al termino de la jornada los hermanos cansados se desplomaron en el sillon, a beber su caldo en tazon para combatir el frio, el vapor que salía de este les calentó suavemente los rostros frios que traian. Emma lavo al termino los trastes sucios, emitiendo sonidos tranquilizadores de una casa acompañada, luego se marchó junto a Simon a su cabaña, despidiendose tiernamente de LAura, Marta y el bebe.El día al fin había concluido y ahora solo quedaba esperar el día veinticuatro donde finalmente se reflejaria los resultados del arduo trabajo de Simon. Él esperaba lleno de ansias haber llegado al monto presupuestado, escribió y reescribió su presentacion sinfín de veces; uno era por si no lograba su plan y otra por si alcanzaba la meta, su cabeza parecia dar vueltas a cien por minuto, la ducha que tomó no logro cal
El sol brillaba con intensidad, reflejándose en los rascacielos que se alzaban imponentes, como testigos mudos del ajetreo diario de la ciudad. Simón manejaba con destreza, pero su mente vagaba entre pensamientos y recuerdos. El paisaje urbano se deslizaba a su alrededor, pero su atención estaba centrada en la carretera y en los acontecimientos pasados que habían sacudido su vida, sabia con certeza que seguramente en su despacho encontraria hoy la propuesta para la campaña de la dolorosa navidad. Las luces del tablero del coche parpadeaban, interrumpiendo sus pensamientos, anunciando la llegada de una llamada entrante. Con un suspiro, ajustó su postura en el asiento y pulsó el botón para responder, sin anticipar la inesperada alegría que encontraría al otro lado de la línea. - ¿Alo? La voz de Laura irrumpió en el silencio del coche, y Simón, que había estado perdido en sus pensamientos, sonrió al reconocerla- ¡Te ví!, Te vi! ¡En el matinal! ¡Eres un imán para las cámaras, ¡pero que
Sobre su escritorio había un archivo que contenía la temida propuesta de Navidad, pertenecía a la cadena de malls del país, eran más de cien sucursales. Antes de abrir el archivo, Simón empezó a rememorar aquella noche, con tan solo diecisiete años respondió la llamada del oficial que informo el fatal accidente, Laura con tan solo doce años se encontraba adornando el arbol a la espera de la llegada de sus padres, ambos se encontraban a cargo de su niñera que vio la expresion fria del joven en el telefono. Cortó la llamada y corrio al segundo piso para ahogar un grito en su almohada mientras su mundo reventaba en mil pedazos, la niñera lo siguió sin Laura y lo consoló. Al otro día apareció su tía para encargarse de todo, ambos niños quedaron varados hasta que Simon tomo la decision de hacerse cargo de la vida de ambos, Laura pequeña aun, nunca supo el dolor que cargaba su hermanito. Simon sacudio bruscamente la cabeza para limpiar sus recuerdos y se concentro en lo que tenia en frente.
Jackie insistió con ladridos persistentes, arrastrando a Simon por el empinado sendero del cerro. A medida que ascendían, la fatiga se apoderaba de él, pero algo en la urgencia del can le impulsó a continuar. Finalmente, llegaron a una pequeña quebrada, donde una voz tenue llamó su atención. Entre la penumbra, yacía una joven de cabello rojizo, con la ropa manchada y rasguños en su piel. —Hola, ¿te encuentras bien? —preguntó Simon, tratando de recuperar el aliento. —¿Tú crees que me veo bien? —respondió la mujer con aspereza. —Podrías estar peor —replicó Simon descortesmente, sintiendo el peso de su propio agotamiento.—¿Te puedes poner de pie? — —¿Que clase de pregunta es esa?, si pudiera hacerlo ya abría salido de aquí.— Simón colocó los ojos en blanco, antes de que la joven pudiera decir algo más y sin más preámbulos, la ayudó a levantarse, pero un grito de dolor la hizo tambalear. Ante esto, Simon decidió cargarla, llevándola en brazos como si fuera ligera. Encendió la linterna