A las siete de la mañana un automóvil se estacionó fuera de la casa de Laura, en cuanto ella escuchó un auto apagar su motor, se asomó a la puerta de entrada, su aspecto era deplorable, estaba despeinada con un moño similar a un tomate, sus ojos rojos e hinchados, manchas rojas en su piel por estar llorando.
- ¡César!, gracias por venir- se arrojó en sus brazos buscando un consuelo.
-¿ que pasó aquí?- dijo César asomándose a la entrada, estaba todo por el suelo, retratos rotos, sillas por todos lados, era como la imagen después de un huracán.
- Mario terminó conmigo y se fue.
-¿ Él hizo esto?- por su rostro parecía como si quisiera matarlo, Laura rompió en llanto.
-¡No!, lo hice yo, ¿ esta bien?
- tranquila- la abrazó fuerte contra su pecho hasta que calmó su llanto, besó su cabeza y la separó de su cuerpo para limpiar sus mejillas con la mano- vámonos de aquí.
Laura entró a su habitación por dos bolsos de ropa se los pasó a César junto a las llaves del automovil.
- en el asiento tra