| 24 |

Jamie:

Ella había estado aquí, había regresado pero no por nosotros.

Mi corazón sintió felicidad al verla tan hermosa como siempre, pero en sus ojos había algo más, había tristeza y vacío, ya la dulce Emily que conocía no quedaba.

Fui o soy un tonto por creer que ella volvería a nosotros, era obvio  que diría algo así, pero quería tenerla conmigo, pero no insistí porque me estaba comportando de manera egoísta en solo quererla a ella y no pensar en la niña.

La niña, Emma, mi hija, la foto que nos dejó Emily no podía dejar de mirarla, en la foto llevaba un lindo vestido de flores y su cabello castaño suelto, tenía una sonrisa enorme y preciosa y esos ojos... Grises que reflejaban felicidad en aquella foto, mi hija sin duda era hermosa.

—Emma es hermosa —dijo Julian sin dejar de mirar la foto—, nos perdimos tantas cosas de ella.

—Por idiotas —dije.

—Porque lo somos hermano, pero ahora Emily nos ha buscado, quiere que conozcamos a  Emma, está es nuestra oportunidad de recuperarlas a ambas.

—No hermano —negué— ¿No escuchaste a Emily? Ella nos dejó muy en claro que no volvería con nosotros, que esto lo hace porque Emma quiere conocernos. Ella no volverá con nosotros.

—¿Y te vas a rendir así como así? —se levantó del sofá— Jamie, podemos conquistarla de nuevo y esta vez hacer las cosas bien.... Yo la quiero a mi lado, pasamos cuatro años buscándola, no pretendo dejarla ir así —negaba.

—Julian, deja las cosas así al menos por ahora, vamos a concentrarnos en Emma, después en Emily, mañana la conoceremos y no sabemos cómo vaya a reaccionar, va a hacer millones de preguntas y tenemos que saber que responderle.

El pareció pensarlo y asintió.

—Tienes razón, pero eso no quiere decir que no vaya a recuperar a Emily, deseo a mi esposa a mi lado.

—Yo igual Julian, pero ahora solo pensemos en Emma.

El volvió a mirar la foto.

—Emma es hermosa... —sonrió— no puedo esperar para abrazarla y decirle que soy su papá.

Seguimos trabajando a toda prisa para dejar todo listo para mañana, mañana sería el gran día donde conoceríamos a nuestra hija.

(...)

El día había llegado, hoy íbamos a conocer a nuestra hija, debo decir que ninguno casi durmió por la emoción o quizás por los nervios de saber cómo tomará las cosas Emma, si bien o mal.

Julian y yo pasamos por una tienda de juguetes y compramos algunos, no sabíamos que le gustaría así que compramos algunos.

—Llevare este —decía Julián mientras metía una enorme caja de muñecas.

—No Julian, no debemos llevarle tantos juguetes, no sabemos cómo es la crianza de Emma, sabes que Emily es sencilla, no quiero que piense que queremos malcriar a Emma.

—A veces odio que tengas razón —musitó molesto.

Volvió a colocar la muñeca dónde estaba y no compramos más, ambos pagamos y el manejó hasta el lugar donde vive Emily.

Cuando llegamos al edificio si es que se podía llamar así, nos quedamos sorprendidos, el lugar parecía caerse a pedazos, la fachada era deplorable.

—No puedo creer que ella viva aquí con mi hija —decía Julian mientras veía el lugar.

—Mejor entremos, quizá por dentro esté mejor.

El asintió y entramos, cuando lo hicimos todo estaba del mismo modo o peor que afuera, las paredes estaban caídas y el piso parecía tener humedad.

Supongo que es lo que puede pagar, pero ahora debe irse de aquí y llevar a nuestra hija a un sitio mejor.

Llegamos a la puerta de su departamento y Julian tocó, mis nervios estaban a flote y más cuando ella abrió la puerta. Mi Emily lucía un pantalón de chandal gris y una blusa de tirantes con sus pantuflas y su coleta alta, cómo siempre hermosa.

—Pasen.

Se hizo a un lado dejándonos pasar.

Mire su departamento y este lucía algo más limpio que afuera, pero era demasiado pequeño.

—¿Que es todo esto? —miró las bolsas.

—Son juguetes para Emma, antes de que digas algo —hablé rápidamente— son pocos juguetes, no quisimos llenarla de tanto para no interferir con la crianza de Emma ya que no sabemos nada.

—Está bien, iré por ella, tomen asiento.

Su frialdad me duele.

Ambos nos sentamos en el pequeño sofá, ni siquiera cabíamos.

—Mira este sitio Jamie, esto es demasiado pequeño para que ella viva aquí —miraba todo—, es muy pequeño.

—Lo es.

Escuchamos pasos y ahí estaba ella mi pequeña Emma, venía de la mano de Emily, ella usaba una linda pijama de pingüinos, su cabello está suelto, sus ojos nos miraron con curiosidad y le preguntó a su mamá.

—¿Quienes son mami?

Que vocecita tan tierna, voy a morir de amor.

—Ellos mi amor —se agachó a su altura—, son... Son tus papás, vinieron a conocerte.

Ella frunció el ceño y nos miró.

—¿Papás? ¿Tengo dos?

—Si mi amor, tienes dos papás ven.

Tomó su mano y la puso frente a nosotros.

—El es Jamie y el es Julian —nos señaló— han venido hasta aquí para conocerte —ella le sonrió.

—Pero mami.. yo no puedo tener dos papás, digo, mi amigo Alan tiene dos papás pero ellos son esposos ¿Ustedes son esposos? —nos miró arrugando la nariz.

—No Emma —Julian reía— nosotros somos hermanos y ambos somos tus papás.

Ella de repente se soltó de Emily y se cruzó de brazos, parecía molesta, se veía muy tierna.

—Ahora quiero saber ¿Dónde estaban? ¿Porque jamás me habían venido a ver? En serio tengo muchas preguntas.

—Y te las vamos a responder... —tomé aire— nosotros estábamos de viaje, hicimos uno largo por cosas de trabajo por eso no te habíamos venido a visitar.

—Yo pensé que era porque no me querían —apretó sus manos.

—No digas eso —Julian negó—, nosotros si te queremos, ahora que regresamos planeamos conocerte más y llevarte a muchos sitios bonitos.

—Te trajimos esto —le enseñé las dos bolsas— no sabemos que te gusta así que fue a la suerte.

Ella se sentó en el suelo y sacó la muñeca que le compró Julian, está traía varios vestidos y accesorios, luego sacó el juego de te que le compré.

—¡Mami mira! —se emocionó— ¡Daysi tendrá compañía! —empezó a celebrar— gracias ¿Cómo tengo que llamarlos?

—Puede ser como tú quieras —le sonreí.

Verla sonreír así me apretaba el corazón porque nos perdimos cuatro valiosos años de su vida, pero ahora que está aquí no pienso descuidarla y voy a dedicarle tiempo.

Ella hizo una mueca de dolor y se levantó, fue hasta donde emily y ella la cargó.

—¿Le duele algo? —preguntó Julian.

—De eso debemos hablarlo —asentimos— voy a llevarla a la habitación para que podamos hablar.

—¿La puedo llevar? —preguntó Julian tímido.

Ella pareció pensarlo y aceptó, el la cargó en sus brazos y se le formó una sonrisa, la apretó a el en forma de posesión, Emily tomó las cosas y ambos se fueron a la habitación. Poco después llegaron de nuevo a la sala, ella traía en sus manos una carpeta blanca.

—Esto que les diré es de suma importancia —suspiro— y deben saberlo si desean conocer más a Emma —asentimos— hace un año Emma estaba bien, comía bien, iba a la escuela y... Hacia lo que todo niño hace a esa edad, luego empezó a tener problemas para ir al baño.

Abrió la carpeta y nos tendió algunos papeles.

—Emma presentó problemas en su riñón izquierdo, desde hace ya un año la tengo con tratamiento de diálisis.

Miré a Emily sorprendido, mi hija estaba enferma desde que tiene tres años y nosotros no sabíamos nada.

—¿Enferma? —dije con la voz temblorosa.

—Así es, Emma sufre de los riñones, hasta ahora le han hecho sesiones de diálisis para tratar su enfermedad —ella hizo una pausa—, ahí en esos papeles dicen todo lo que ha tenido que pasar Emma este último año.

Julian miraba los papeles con atención y su ceño se fruncía y había dolor en su rostro.

—Emma —susurró.

—Esto es para que sepan lo que deben y lo que no hacer cuando vengan a visitarla, ella tiene que tener un buen cuidado.

—Así sera —dije mirando a la nada— Emily, escúchame, se que no estamos en posición de pedirte algo pero.. tienes que irte de este sitio.

—¿Porqué?

—Como que porqué Emily —Julian estaba serio— ¿Has visto el lugar? Esto está que se cae a pedazos, hay humedad por todo el lugar, Emma necesita un lugar donde esté limpio e higienizado, lo que tiene ella es serio.

—Yo mantengo mi departamento limpio para ella —dijo molesta.

—Pero ¿Y afuera? ¿Qué harás cuando la humedad entre? —dije serio— Sabes perfectamente que este lugar no es apto para Emma.

—Es lo que puedo pagar con mi sueldo —desvió la mirada.

—Pues ahora nosotros podremos pagar los gastos de Emma —dijo Julián.

—Yo no quiero nada que venga de ustedes —nos miró molesta.

—Deja tu orgullo por un momento y piensa en Emma —hablé molesto—, este sitio es insalubre para ella y lo sabes, se que es lo que puedes pagar, pero nosotros somos sus padres y ahora es nuestra responsabilidad cuidar de ella y su salud porque esto —le mostré los papeles— es serio Emily.

—Jamie tiene razón Emily, ustedes se van a ir de este sitio, van a vivir con nosotros en nuestro departamento.

—¿Que? Yo no pienso vivir con ustedes de nuevo —negó.

Dios que mujer tan terca..

—No lo hagas por mi ni por Julian —hablé serio—, hazlo por nuestra hija, nosotros ahora vamos a correr con todos sus gastos y vas dejar de trabajar para cuidar bien de ella, si es necesario contrataré una enfermera para Emma, pero es su salud de la cual estamos hablando.

—Por favor Emily, solo piénsalo, nosotros a partir de ahora buscaremos a los mejores médicos para que la atiendan —la voz de Julian salía desesperada—, un mejor hospital, acondicionaremos el departamento acorde a ella, —el hizo una pausa— por favor emily, hemos perdido cuatro años de Emma y si, fue nuestra culpa pero ahora todo ha dado un giro inesperado... Nuestra hija está enferma y esto, se debe tratar con cuidado y precaución.

Saber por todo lo que se ha tenido que someter Emma siendo tan pequeña me parte el corazón, tenemos que cuidarla a partir de ahora.

—Solo piénsalo un poco por favor —esta vez hablé yo—, nuestra hija tiene que tener un buen cuidado...

Iba a seguir hablando pero salió Emma a la sala..

—Mami, quiero hacer pipí.

Emily se levantó y caminó con ella al baño, en pocos segundos escuché el sollozo por parte de Emma.

—Mami me duele.. —sollozaba.

Escuchar a mi hija sollozando me partía el alma, el nudo en mi garganta era latente.

—¿Le duele al hacer pipí? —preguntó Julian.

—Cada vez que va al baño es eso.. —suspiró—, le duele mucho.

Haré lo necesario para que mi hija ya no sienta más dolor.

—Emily, has hecho un buen trabajo criando y cuidando a Emma estos años... Pero por favor piensa un poco lo que te decimos, queremos el bien y su salud para ella, por favor —pedí.

Solo espero que ella acepte lo que le pedimos, no quiero arriesgar a mi hija a que siga en este sitio pasando por esto, no señor.

Solo espero que ella lo piense..

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP