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Emily:

Cuatro años después..

Me encontraba limpiando las mesas para así acabar mi turno en el restaurante, me sentía agotada tanto física como mentalmente, pero debía soportar estar parada casi todo el día y lidiar con personas groseras.

Me mudé al centro de Chicago en un departamento muy pequeño, que tenía una sola habitación, un pequeño baño y una cocina que estaba pegaba a la sala, no era el más lujoso pero si era cómodo.

Terminé de ordenar las mesas y me fui a quitar el delantal para colocarlo en mi pequeño casillero, trabajo en un restaurante de alto prestigio como mesera, estube buscando trabajo por un tiempo ya que no podía trabajar, luego pasaba por acá y vi el anuncio así que me arriesgué y de tanto insistir pues me contrataron y ya ahora tengo un año y medio trabajando aquí.

El sueldo no es tan malo, me pagan muy bien aunque tengo que soportar al gerente, que es un viejo asqueroso que acosa a las trabajadoras y ellas no dicen nada por miedo a perder su trabajo, agradezco a todos los dioses que existen porque jamás se ha metido conmigo y espero que así continúe.

Con mi sueldo como mesera puedo pagar el alquiler del departamento y otras cosas más, claro que la propina ayuda un poco.

Pasé cuatro años trabajando duro y ahora dónde estoy me siento muy cómoda.

—¿Ya te vas?

Me voltee y ahí ví a Kane, un chico que trabaja conmigo que por cierto es mi vecino, a veces solemos irnos juntos.

—Si, ya estoy lista —sonreí.

Es un chico bastante agradable, es dos años menor que yo, por suerte jamás ha intentado coquetear conmigo ya que sus preferencias son otras. 

Ambos salimos del restaurante, ya era las once de la noche, y Kane y yo caminamos a dónde vivíamos.

—¿Cómo estás con Gerard? —pregunté.

Kane es bisexual, siempre ha estado seguro de su orientación pero ahora está metido en un dilema porque se está enamorando de un hombre mayor que el, que está casado, cosa que me parece de lo más cruel por parte de aquel hombre porque solo lo usa para sexo y está con su esposa para aparentar que no es gay.

—Tengo tres días que no lo veo —suspiro—, sinceramente prefiero que esté así, se que está en plan de mantener a su esposa contenta, ya que ella sospecha que el tiene una amante —bufó—, si ella supiera.

—Vamos Kane, no te desanimes por eso, tu eres un chico maravilloso y ojalá el te valore ahora antes que sea tarde..

—¿Sabes? Yo pensaba que solo las relaciones heterosexuales solo sufrían por amor, pero me di cuenta de que todos sufrimos por amor sin importar que seamos o que seamos —dijo con tristeza—, me choca que el sea de esa forma conmigo ¿Sabes que es peor? Que el me llama y yo voy a verlo sin pensarlo —negaba—, a veces me doy vergüenza.

—Solo estás enamorado Kane —lo abracé— solo espera como van las cosas.. la verdad no soy muy buena dando consejos sobre el amor —reí nerviosa—, porque a mí me fue mal.

—Ah si, aquellos hombres cuyo nombres no me has dicho... Eres una pilla —reímos— aún no creo que hayas estado con dos hombres, chica yo quisiera.

Negué riendo.

La verdad jamás volví a hablar con ellos, no los llamé ni ellos a mi, no los busqué ni ellos a mi, así que me resigné a que jamás sabrían de mi. Yo estoy feliz sin ellos en mi vida. 

Quería irme lejos pero no quería huir, no había hecho nada malo, así que decidí quedarme en Chicago para continuar con mi vida. Pero eso si, lejos de ellos. 

Después de un rato caminando llegamos al pequeño edificio y subimos hasta el segundo piso, Kane se despidió de mi y entro a su departamento y yo entré al mío.

Cuando entré me encontré con una hermosa sorpresa.

—¡Mami! —se emocionó al verme, corrió hasta mi para abrazarme.

—Emma ¿Que haces despierta a esta hora?

—Lo siento Em, pero me insistió en quedarse despierta hasta que llegaras —me dijo Julie.

Julie me ayuda a cuidar de Emma, ya que ella vive cerca de aquí me ayuda con eso, cosa que agradezco en el alma, no confio en nadie para dejar a Emma. 

—No te preocupes, gracias por cuidarla preciosa —le sonreí.

—No hay de que, bueno ya me voy, Sasha está abajo esperándome.

—Vayan con cuidado —la abracé.

—Adiós tía Julie —Emma besó la mejilla de Julie.

Ella se fue y yo me quité los zapatos, necesitaba alivio en mis pies.

—Emma preciosa, sabes que no puedes estar hasta tarde despierta.

—Lo siento mami, es que dormí mucho en la tarde y no tenía sueño, de hecho, no tengo sueño —me sonrió.

Mi preciosa Emma, ella se parecía tanto a ellos, tenía los ojos del color de Jamie y las facciones de Julian, me encantaba sus cabellos castaños, ella era hermosa.

—Bueno, pero yo si tengo sueño, debemos dormir porque mañana hay que ir al médico.

—No mami —hizo un puchero—, no quiero ir, lo que hacen me duele mucho.

Me acerqué a ella y me senté a su lado, esto era casi siempre. 

—Mi amor, eso es para que mejores, o acaso ¿No quieres comer pastel de chocolate?

—Si quiero —dijo feliz—, me iré a dormir, te espero en la cama.

Me dió un beso y se fue a la habitación, me quité el uniforme y lo metí en la pequeña lavadora que tenía en la cocina, ahí deje que se lavara solo. Me metí en el baño y me duche, luego salí y me coloque la pijama de pingüinos que es igual a la de Emma, ella ya estaba dormida y me acosté a su lado, la acerqué más a mi para que se acomodara mejor. 

Mañana sería otro de esos días donde vería a mi hija con agujas, verla que le hacen la diálisis me dolía en el alma porque ella quedaba cansada y lloraba porque siempre le dolía.

Mi embarazo con Emma fue de lo más normal, cuando supe que sería niña fue la alegría más grande mi vida, cuando nació fue otra alegría, verla crecer a mi lado era lo más hermoso que me podía haber pasado.

Todo era felicidad para ambas hasta hace un año, que le diagnosticaron falla una renal, cuando supe eso mi mundo se vino abajo y empecé a trabajar duro para poder pagar su tratamiento y medicamentos, por suerte mi sueldo si alcanzaba.

Verla así de esa forma me dolía en el alma porque quería ayudarla con su dolor pero no podía, solo me quedaba viendo como lloraba mientras se quejaba de dolor, eso me mataba lentamente.

Pero en este mes ha mejorado mucho y se que lo hará, porque he luchado por ella para que mejore.

Y así va a ser...

He querido llamarlos, pero mi orgullo era mas grande que cualquier cosa, se que estoy siendo egoísta, pero aun no se me olvidaban sus palabras, en como no confiaron en mi cuando traté de contarles. 

Desde entonces he sido solo yo, hemos sido solo nosotras dos contra todo esto. He podido sola, asi que podre con lo que se me venga encima. 

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