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Emily:

Hoy era fin de semana, podía descansar de tanto trabajo que he tenido esta semana, llame a mamá y me dijo que todo estaba bien en casa, cosa que me alegra.. Me dijo que le compró la silla de ruedas a Ethan y lo llevó a una excelente terapeuta para que hiciera sus ejercicios.

Pasé casi toda la noche pensando en lo que me dijo Jamie, no dormí casi pensando en eso así que he tomado la decisión de darles una oportunidad, ellos me gustan así que estoy dispuesta a darles una oportunidad para que demuestren que vale la pena.

Estaba sentada sobre mi cama con las piernas cruzadas, miraba mi teléfono sin saber que hacer.

Me levanté de la cama y salí hasta la cocina, el departamento estaba en total silencio.

—¿Habrán salido? —murmure. 

—No.

Pegue un brinco cuando escuché la voz de Julian, me coloque la mano en el pecho.

—Me asustaste —cerré los ojos.

—Lo siento, no quise asustarte.

Julian tenía su pantalón de chandal puesto y no tenía camisa, me quedé en blanco cuando ví su torso, es bastante musculoso y quisiera tocar un poco... No, no puedo pensar esas cosas.

—Papá llamó y nos invitó a desayunar a la casa —asentí— bien, nos vamos en una hora.

Antes de que se metiera en su habitación le tomé el brazo, el se detuvo y me miró con el ceño fruncido.

—¿Estás bien? —pregunté.

—Si ¿Por que lo preguntas?

—No lo sé, quizás porque pareces molesto...

—No lo estoy —lucia tranquilo— solo que.. soy un poco cerrado con respecto a mis sentimientos, eso es todo, no soy como Jamie que el es más... Meloso, creo.

Estoy segura que el tiene su corazoncito.

Me acerqué a él quedando frente a frente, el no parecía inmutarse con mi cercanía o al menos no lo demostraba, cuando estuve cerca de el con la intención de besarlo, me tomó de la cintura pegándome a él de forma brusca, puse mis manos en su pecho, su mirada era muy intensa que me hacía estremecer.

—Quisiera poder probar tus labios de nuevo —rozó su nariz con la mía— eres una tentación poderosa Emily.

No podía decir nada, tenerlo así de cerca me hacía sentir extraña y con mucha necesidad de no se que, sus ojos no se despegaban de los míos, sus intensos ojos oscuros me encantaban y quería descubrir que habían detrás de ellos.

Con su mano libre rozó mis labios con su pulgar sacándome un suspiro.

—Me acabo de llevar tu primer suspiro —decía cerca de mis labios—, me preguntó cómo sonarán tus gemidos.

Por alguna razón su comentario no me molestó en lo absoluto, todo lo contrario, hizo que mi cuerpo se estremeciera mucho más.

Y entonces me besó, sin pensarlo le correspondí, sus labios encajaban con los míos, aquel beso era necesitado y con fuerza, el tomó mi cabeza para profundizar el beso, sentí como sus dedos tocaban mi espalda, sentía mucho calor pero no quería detenerme, mordió un poco mi labio inferior haciéndome abrir un poco la boca para luego introducir su lengua dentro de mi boca y empezó a jugar con la mía, me sentía ansiosa y quería más, pero debía detenerme.

Así que poco a poco se separó de mi y me dió una sonrisa de lado.

—Tus labios son una gran tentación Emily, son deliciosos sin duda —me perdí en esa mirada intensa—, ve a arreglarte para ir a desayunar con mis padres.

Solo asentí y el me soltó, caminé hasta mi habitación, cerré la puerta y me pegué a ella analizando lo que acaba de pasar.

—¿Que fue eso Emily? Se supone que aborreces a los hombres... —negué— pero ese beso —toqué mis labios—, fue intenso y me gustó, me gustó tanto que me dejó con ganas de más.

Me acabo de dar cuenta de que Jamie es más cariñoso y más dulce, pero... Julian, el es... Dominante, duro, frío y distante ¿Cómo es posible que me atraen si son tan diferentes? Dios... Solo espero no terminar rota después de esto.

Sacudí mi cabeza alejando esos pensamientos y decidí ir a darme una ducha, me asee y entre de nuevo a mi habitación, decidí colocarme un vestido blanco con flores de varios colores y zapatillas del mismo color, solté mi cabello e hice unas pequeñas ondas en las puntas, no me maquille tan fuerte y tome mi bolso, salí a la sala donde Jamie me esperaba.

Usaba un pantalón ajustado y roto a las rodillas color gris, botas negras y una camisa del mismo color, su cabello estaba desordenado, se veía muy apuesto.

—Que hermosa estás —se acercó a mi y me dió un beso.

—Gracias, tu estas muy apuesto hoy.

—Lo se —me guiñó un ojo—, Julian nos espera allá abajo —asentí.

El tomó las llaves del departamento y tomó mi mano para salir, el cerró pero lo hacía sin soltarme, está sensación me gustaba mucho.

Bajamos hasta la entrada del edificio donde estaba Julian esperándonos afuera del auto, el tenía las manos dentro de sus bolsillos, vestía un pantalón de vestir negro con una camisa blanca arremangada hasta los codos y tres botones sueltos, me acerqué a él y el olor de su perfume me llegó a la nariz, olía delicioso.

—Estas muy linda —dijo, vaya que es bastante seco con sus palabras. 

Solo sonreí en respuesta, de verdad que el le costaba demostrar sus sentimientos, me subí en la parte de atrás del auto y ellos se subieron, Julian manejó hasta la casa del señor Allen, cuando llegamos note un auto afuera estacionado, los tres bajamos y Jamie se adelantó a entrar mientras que Julian me tomó de la mano, me sorprendió su acto pero trate de disimularlo un poco, luego entramos a la casa y fuimos directamente al jardín.

De toda la casa de los Allen, me encantaba el jardín, era tan amplio y fresco, no había piscina pero si un invernadero precioso donde habían varios tipos de flores en el.

Al llegar los señores Allen se sorprendieron al verme tomada de la mano de Julian puesto que su vista se posó en estás haciéndome sonrojar un poco, me senté en la mesa del jardín en medio de Jamie y Julian, en esta había una señora junto a una chica, creo que la Vi en la cena aquella noche. Ella me miró con cierto recelo al igual que la señora.

—Que bueno que vinieron a desayunar con nosotros —la señora Allen me sonrió—, estás preciosa Emily.

—Gracias señora Allen —sonreí.

—Llamame Judith por favor, ya somos familia ¿No es así?

—Por supuesto señora Judith —sonreí ampliamente.

Sentí en mi pierna o mejor dicho en mis piernas las manos de Julian y Jamie acariciarme sin ser obsceno, sus caricias me gustaban. Antes les hubiese quitado las manos de forma brusca pero ellos están siendo tiernos.

El desayuno lo trajeron para todos, consistía de huevos revueltos con pan tostado y café.

—Entonces mis sobrinos están casados con esta... Señorita —la señora me miró con recelo.

—Si, es una mujer maravillosa —dijo el señor Allen con orgullo— todo este tiempo ha Sido de mucha ayuda para cambiar a mis hijos, cosa que le agradezco mucho.

—Oh no señor Allen —negué avergonzada—, el cambio de su hijos se debe a ellos mismos —sonreí— se han esforzado por mejorar y eso me hace muy feliz.

—¿Y se portan bien contigo? Digo, porque tienen fama de ser mujeriegos y algo.. Rudos —lo último la chica lo dijo con malicia, pero ella sólo miraba a Julian.

Mire a Julian y este se tensó por lo que la chica dijo.

Aquí me huele a enredo y no me gusta..

Decidí contestarle.

—Pues tienen su carácter como todos, pero nada de lo que yo no pueda controlar —sonreí— mis esposos son unos buenos hombres y se han sabido adaptar a la vida que llevamos ¿Verdad cariño? —mire a Julian que seguía tenso.

—Así es —el me miro. 

La sonrisa burlona de la chica se borró, aún no se que papel pinta ella aquí, pero se ve que conoce muy bien a Julian, porque no dejaba de mirarlo, al parecer soy la única con buena vista y que se da cuenta de lo que sucede.

Todos empezamos a desayunar a gusto, al menos por mi parte, la chica seguía soltando veneno pero no me dejé intimidar por ella.

Me levanté con la excusa de ir al baño, necesitaba salir de este ambiente tan desagradable, la chica se encargó de dañarme el desayuno con los señores Allen, Jamie me indicó dónde estaba el baño más cercano así que fui hasta allá, hice lo que iba a hacer y me mire en el espejo, me veía tensa.

—Vamos Em, no te dejes intimidar por ella —tomé una bocanada de aire—, ella no es más que tú ni tu más que ella.

Salí del baño, iba camino hasta el jardín cuando ella apareció en mi camino, ya sabía a qué venía.

—No creas que no me di cuenta de que eres una mosquita muerta —ella se miraba las uñas.

—¿Disculpa? —alcé una ceja.

—¿Eres sorda? —me miró con desagrado— se muy bien la clase de mujercita que eres tú, creeme conozco muchas de tu... Clase —sonrió de lado—, estoy segura de que mi primito merece a alguien mejor en su vida

Ya entendí... Que Asco.

—Ya veo —me crucé de brazos—, entonces me estás atacando porque te gusta Julian ¿O me equivoco?

Ella retrocedió e hizo una mueca.

—Claro que no.

—Oh claro que sí, se te nota a leguas que te gusta, no sabes disimular y el tampoco —la mire con asco—, gustarte tu primo... Es enfermo —negué—, que pena.

Ella se puso roja de la rabia.

—Tu jamás vas a saber complacer a Julian. Soy mejor que tu. 

Me harté de escucharla, salí al jardín totalmente molesta, tomé mi bolso y salí de aquella casa, estaba dispuesta a irme pero Julian me detuvo.

—Emily ¿Que sucede? ¿Porque te vas así?

—No me toques —me alejé de el—, quiero irme al departamento ahora.

—Pero dime qué sucede —me miró algo preocupado.

—Sucede que... Eres un idiota, eso sucede —el frunció el ceño— ¿cuando pensabas decirme que te acostaste con tu prima?

El abrió los ojos sorprendido.

—¿Ella te dijo eso?

—Si y muchas cosas más que no pienso mencionar —me crucé de brazos.

—Eso es falso —me miró molesto— totalmente falso.

—¿Crees que no me di cuenta como te miraba? ¿Las indirectas? No soy estúpida Julian, es obvio que te acostaste con ella.

El se agarró el cabello frustrado.

—Escuchame... Lo que te dijo es mentira ¿Bien? Desde hace tiempo tiene la estúpida idea de querer que me acueste con ella —dijo molesto—, llevo años ignorandola desde que se me ofreció, cuando eso pasó ella era menor de edad y no me dejaba en paz, no es la primera vez que ella dice algo así... No soy un incestuoso por Dios —hizo una mueca de asco— mi tía lleva años tratando de que me fije en ella, cosa que me parece de lo más absurdo ya que ella no gusta, creeme.

—¿Porque me dijo esas cosas?

—Porque no soporta la idea de que me haya casado con una mujer que no sea ella, te juro por Dios que jamás la he tocado, es una chica inmadura que solo va a meterme en problemas.

—¿Tus padres lo saben?

—No tiene caso que les diga, cuando lo hice no me quisieron creer, ya que mi reputación con las mujeres no eran buenas y me prohibieron acercarme a ella —caminaba de un lado a otro— yo podré ser un mujeriego, bueno, al menos ya no lo soy.. Pero jamás haría una bajeza cómo esa Emily.

Se acercó a mi y me tomó de la cintura.

—Te dije que quería ir en serio contigo, eres mi esposa y voy a darte el respeto que mereces —metió su mano en mi nuca—, yo no voy a fallarte esposa mía, lo juro.

Mire sus ojos y en ellos había sinceridad, por un momento me moleste por lo que ella me dijo será que ¿Estaba celosa? No, no podría estarlo, solo pensar en lo que ella me dijo me dió asco e ira.

No puedo caer tan fácil con lo que me digan de ellos...

—Vamos adentro ¿Si? —asentí— mis padres nos harán preguntas.

—Deberías decirles lo que pasó Julian. 

—Sería una pérdida de tiempo te lo aseguro, pero si pondré a esa mujer en su sitio, no voy a permitir que me difame de esa manera contigo ni con nadie.

Tomó mi mano y entramos de nuevo a la casa, en el jardín todos estaban en silencio, Jamie se acercó a mi..

—Escuché lo que ella te dijo, todo es falso —sus ojos decían la verdad— es solo una chiquilla inmadura, no le creas.

—Melanie ¿Podemos hablar? —le preguntó Julian.

Ella sonrió emocionada y se levantó, ambos fueron adentro de la casa bajo la atenta mirada de todos.

—Supongo que Melanie fue grosera contigo ¿Verdad? —dijo Judith molesta—, esa niña no aprende.

La madre de Melanie se puso seria y la mesa quedó en un silencio incómodo.

—Vamos adentro —me dijo Jamie.

Tomó mi mano y subimos hasta donde se escuchaba la voz fuerte y molesta de Julian.

—¡Ya basta de perjudicarme Melanie! ¿Hasta cuándo seguirás con lo mismo? —decía molesto.

—Porque tu no me quieres —chillaba—, esa mujer no puede ofrecerte nada, yo si Julian.

—¡Basta! —alzó la voz— tu lo que estás es enferma ¡Entiéndelo de una puta vez! ¡Somos primos carajo! Jamás me metería contigo, yo adoro a mi esposa.. Métetelo en la cabeza —se señaló la frente—, yo estoy casado, respeto a mi esposa así que deja tu maldita obsesión con querer que me meta en tus piernas porque eso no va a pasar ¿Entendiste?

—Te he amado por años Julian —ella lloraba—, tu no la quieres, estás con ella porque mi tío te quitó el dinero y no tienes de otra ¿Crees que no lo sé? Que estás con ella y finges que has cambiado para que mi tío te entregue la presidencia y vuelvas a ser el mismo mujeriego de antes.

—¡Cállate! —le gritó— ¡Tu no sabes nada Melanie! No sabes nada.. —negaba— te lo advierto niña tonta, déjame en paz, si sigues con lo mismo mi padre y el tuyo se enterarán de lo que pretendes —se acercó a ella— déjame en paz de una vez, es mi última advertencia.

El salió encontrándose con nosotros, estaba rojo de la rabia, me acerqué a él y le tomé la mano.

—Vamos a dar un paseo ¿Si?

—Si hermano, ya nos cagaron el desayuno —Jamie sonrió— ¿A dónde quieres ir?

—Vamos a la feria ¿Si? —pregunté emocionada.

—Vamos —dijo Julian serio.

Fuimos de nuevo al jardín y nos despedimos de los padres de Julian y Jamie, ellos tenían una cara de pocos amigos y espero que hayan escuchado la discusión que tuvo Julian con Melanie.

Salimos de la casa y subimos al auto, hoy le subiría el ánimo a Julian aunque eso será un poco difícil.

Llegamos a la feria que está del otro lado de la cuidad, todo lucia hermoso, habían juegos y demás, puestos de comida y tiendas de regalo.

—Hoy voy a subirte el ánimo —le sonreí a Julian.

—Lo dudo —alzó una ceja.

Me hice la ofendida. Jamie reía. 

—Me duele lo que dices —hice un puchero—, pero haré mi mayor esfuerzo, ya verás —le guiñe un ojo.

El sonrió leve negando varias veces.

Bueno, al menos es un avance...

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