Dónde voy a dormir.
Livy
—¡Te entrometiste, chica!
—Tenía que ir a trabajar. No quise despertarte —Él me estaba abrazando, pero yo no conseguía despegar los ojos de mi jefe.
Él estaba tan extraño, y yo podía jurar que estaba a punto de besarme. ¿Por qué intentaría hacer eso?
—¿Estás bien?
—¡Ella está bien! —Dijo Hardin. Tenía las manos metidas en los bolsillos y nos estaba encarando con un semblante tan serio. Aquello, sí, no pareció extraño.
—Lo siento. Juan ya se va.
—Estupendo. Voy a llevarte a la cama, Livy...
Abrí mucho los ojos. Podía sentir el nudo bajando cuadrado por mi garganta. Miré a Juan, y él tenía una expresión común, como si la frase dicha solo fuera maliciosa en mi cabeza. ¿Por qué se comportaban como si yo fuera la única extraña?
—¿Hablamos mañana? —Le dije a Juan.
Él desvió los ojos hacia mi jefe, y supe en aquel instante que se odiaban. Pero, ¿de dónde se conocían? Oh, claro... Juan debió notarlo en la recepción del hotel...
—¡Sí! Mañana voy a estar aquí… vamos a salir cuando estés me