Hardin Holloway
– ¡Gracias por recogerme!
Apoyado en mi coche, vi salir a mi hermano de la prisión. Parecía diferente. Feliz. – Sé que va a sonar muy cabrón, pero la cárcel te sentó bien.
Me abrazó, dándome palmadas en la espalda después. – Sentó, ¿verdad?
Lo sujeté con fuerza. En los tiempos en que éramos cercanos, yo lo protegía. Creo que lo hice demasiado. Quizás, en parte, la culpa de que terminara aquí también sea mía.
– ¿No es tu boda?
Reí. – Y vine a buscar al padrino. – Negué con la cabeza. – ¡Vamos!
Él abrió la boca. – ¿No será raro tener al ex como padrino?
– Nunca la tocó. Anulamos el matrimonio.
Él rio. – Hiciste bien. Nunca la toqué.
Lo miré seriamente. – ¡Si la hubieras tocado, tendría que matarte!
Los dos reímos después. Pero él miró hacia abajo y vio la ropa sencilla. – Lo siento, pero...
– Traje un traje extra. Está en el coche. Anda. Antes de que me arrepienta y te deje aquí.
Él miró hacia atrás. – ¡Ni de coña! – Entró en mi coche y cerró la puerta.
Aquella ropa senc