MOLLY DAVIS
El auto se paseaba entre boutiques y algunos establecimientos elegantes, observaba las calles con atención mientras me embargaban las ganas de simplemente salir corriendo y pedir ayuda, pero sabía que no llegaría muy lejos y de seguro terminaría en el cuarto de torturas. Entonces el auto se detuvo frente a un hotel, pero no cualquiera, uno que parecía un palacio y que sabía que pasar la noche ahí salía un ojo de la cara.
—Observa bien, pedazo de tontita —siseó Nadia a mis espaldas, tomándome del mentón, manteniendo fija mi atención en la entrada.
Entonces vi a Alexei bajar de su auto, caminar con elegancia y, al mismo tiempo, actitud relajada, hacia otro auto que se había estacionado a pocos metros.
Mi corazón se detuvo en cuanto abrió la puerta de atrás y salió una despampanante pelirroja con un vestido ajustado, escotado lo suficiente para llamar la mirada de cualquier hombre. Alexei se quitó el saco y lo colocó sobre sus hombros de manera protectora mientras ella lo m