SHAWN ROBERTS
Vi a Damián alejarse con cansancio, fastidio y una actitud de: ¡lo sabía!, cuando recibí una bofetada que me hizo torcer la cara y perder los lentes. Tuve que mover la mandíbula para asegurarme de que aún seguía en su lugar.
—¿Trabajas para el señor Ashford o cuál es tu relación con esa familia? —preguntó Rachel mientras yo le daba algo de espacio.
—¿Así cuestionas a los testigos en los juicios? —inquirí divertido. Sabía que debía arreglar las cosas, que tenía que suplicarle por un poco de su comprensión, pero había algo en su furia que me llenaba el pecho y me daban ganas de volverla a besar.
De pronto sus ojos me vieron de una manera diferente.
—¿Quién eres? —preguntó con desconfianza, retrocediendo y entornando la mirada—. Trabajas para Ashford y… te apareciste de la nada en mi mesa, no por casualidad.
Giró la cabeza, asomándose para ver a los señores Ashford a la lejanía.
—¿Qué quieren de mí? —insistió y cuando sintió mi mano en su hombro, brincó para mantener la d