Capítulo 34

Otsana se encuentra dentro del río que rodea el campamento de los guerreros del alfa Claudio. Ella lava algunas piezas de la ropa que pertenecen a ellos, debido a que hacer parte del trabajo doméstico es su manera de devolverles el refugio que éstos le han brindado.

Aquel día su ánimo ha mejorado, asimismo, ha sido capaz de retener el desayuno en la mañana. Ella levanta la vista al cielo templado, que posee pocas nubes blancas y un hermoso resplandor que indica un atardecer soleado.

—Te ves muy bien hoy, Nila —le comenta Arel, quien se aparece frente a ella de forma repentina.

—Me siento mejor. Muchas gracias por cuidar de mí, eres un buen chico —le responde con una sonrisa sincera. Es la primera vez que él la ve sonreír de manera genuina, pese a que todavía sus ojos mieles denotan mucha tristeza.

Arel también le sonríe ruborizado, puesto que no está acostumbrado a recibir alabanzas.

Entre ellos se instala un silencio cómodo, pero pronto esa tranquilidad es reemplazada por ruidos y vo
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