Ellen.
El reloj marcaba las once de la mañana cuando el teléfono de Ellen Grey comenzó a vibrar en la mesita de noche. Había pasado horas revisando su correo y actualizando su currículum en un intento de no pensar en la entrevista de esa mañana en Couture Winston, una de las marcas de moda más prestigiosas del país. Sabía que había dado su mejor esfuerzo, pero también estaba consciente de la feroz competencia.
Cuando vio el número desconocido en la pantalla, su corazón se detuvo por un momento antes de contestar con voz temblorosa:
—Hola, buenos días.
—¿Señorita Ellen Grey? —dijo una voz femenina al otro lado de la línea.
—Sí, ella habla.
—Soy Lauren, asistente del señor Winston. Me complace informarle que ha sido seleccionada para el puesto de encargada de marketing del nuevo proyecto de Couture Winston. El señor Winston y el equipo están encantados de que se una a nosotros. ¿Cree que podría comenzar mañana?
Ellen sintió que las piernas le flaqueaban. Tuvo que sentarse al borde de la cama para asimilar lo que acababa de escuchar.
—¡Sí, claro! Por supuesto que estaré disponible mañana. ¡Muchas gracias por la oportunidad!
—Perfecto. Por favor, llegue a las nueve de la mañana a las oficinas principales. Le enviaremos un correo con los detalles. Felicidades nuevamente.
La llamada terminó y Ellen se permitió unos segundos para procesar la noticia antes de gritar de alegría. Había conseguido el trabajo. No solo era un empleo en su campo, sino también una oportunidad que podría cambiar su vida. Necesitaba estabilidad más que nunca, especialmente ahora que estaba embarazada. Pero la alegría no tardó en dar paso a la preocupación.
Derek Winston.
El hombre que había conducido la entrevista no solo era su futuro jefe, sino también el padre del bebé que llevaba en su vientre. La noche que compartieron juntos había sido intensa y fugaz, y estaba bastante segura de que él no la recordaba. Para Derek, ella no era más que una candidata más en una lista de aspirantes. Decidió que no dejaría que su situación personal interfiriera con esta oportunidad profesional.
La mañana siguiente, Ellen llegó a las oficinas de Couture Winston con una hora de antelación. Había elegido un atuendo elegante y profesional: un blazer negro ajustado, una blusa blanca de seda y un pantalón de corte recto. Su cabello estaba recogido en un moño bajo, y su maquillaje era sutil pero impecable. No podía permitirse errores, especialmente en un entorno tan exigente como el de la moda.
Al entrar en el edificio, fue recibida por Lauren, la asistente de Derek. Lauren era una mujer de mediana edad con una sonrisa amable y una eficiencia evidente en cada movimiento.
—Señorita Grey, es un placer conocerla en persona. Permítame guiarla a su oficina y explicarle algunos detalles sobre su rol.
Ellen siguió a Lauren a través de un laberinto de pasillos modernamente decorados. El lugar era impresionante, con paredes adornadas con fotografías de las icónicas colecciones de Couture Winston y un ambiente que exudaba sofisticación.
Finalmente llegaron a una oficina pequeña pero luminosa, con un escritorio de cristal, una silla ergonómica y un ramo de flores frescas.
—Esta será su oficina. El señor Winston quería que estuviera cerca de la sala de diseño, ya que trabajará directamente con él y con el diseñador principal, Oliver Laurent, en el nuevo proyecto. ¿Tiene alguna pregunta hasta ahora?
Ellen tragó saliva. Trabajar directamente con Derek no era lo que había esperado, pero sonrió profesionalmente.
—No, todo está claro. Muchas gracias, Lauren.
Minutos después, mientras revisaba los documentos iniciales en su escritorio, una voz profunda interrumpió sus pensamientos.
—¿Señorita Grey?
Ellen levantó la mirada y sintió un leve escalofrío al ver a Derek Winston de pie en la puerta de su oficina. Vestido con un impecable traje gris oscuro y una camisa blanca sin corbata, emanaba la misma confianza y autoridad que había sentido durante la entrevista.
—Sí, señor Winston. ¡Buenos días!
—Buenos días. Espero que Lauren la haya puesto al corriente sobre las bases de su trabajo. Tendremos una reunión en media hora para discutir los detalles del proyecto. Será en mi oficina. Asegúrese de traer notas.
—Por supuesto, estaré allí.
Derek asintió brevemente antes de desaparecer por el pasillo. Ellen soltó un suspiro que no había notado que estaba conteniendo. Sabía que este sería un desafío mayor de lo que había anticipado, pero también sabía que no podía permitirse flaquear.
A la hora acordada, Ellen se presentó en la amplia y elegante oficina de Derek. La sala estaba dominada por una gran mesa de reuniones y una pared cubierta de bocetos de diseños, telas y paletas de colores. Junto a Derek estaba Oliver Laurent, un hombre de mediana edad con gafas gruesas y una actitud reservada.
—Bienvenida, Ellen —dijo Derek, señalándole una silla junto a la mesa—. Vamos a comenzar.
Durante la reunión, Ellen tomó notas diligentemente mientras Derek y Oliver discutían los objetivos del proyecto. Su tarea principal sería diseñar y ejecutar una campaña de marketing que destacara la sostenibilidad y la inclusividad de la nueva línea de ropa. Era evidente que Derek tenía una visión clara, y aunque su tono era profesional, también era exigente.
—Ellen, ¿cómo planea enfocar el lanzamiento para captar a la generación Z? —preguntó Derek directamente.
Ellen respiró hondo antes de responder.
—Creo que las redes sociales serán clave, especialmente plataformas como TikTok e I*******m. La narrativa debe centrarse en historias auténticas y en cómo la marca está marcando la diferencia en el mundo. Podríamos colaborar con influenciadores que compartan los valores de la marca y lanzar una campaña interactiva que invite a los clientes a participar activamente.
Derek asintió lentamente, evaluando sus palabras.
—Interesante. Desarrollaremos esa idea más adelante. Por ahora, quiero un borrador de la estrategia para el lunes.
—Lo tendrá, señor Winston.
Cuando la reunión terminó, Ellen sintió una mezcla de alivio y orgullo. Había superado el primer obstáculo, pero sabía que este era solo el comienzo. Mientras salía de la oficina, no pudo evitar notar cómo Derek la observaba con una expresión que no logró descifrar. ¿Era reconocimiento? ¿O solo una evaluación profesional?
A medida que el día avanzaba, Ellen se enfocó en organizar su espacio de trabajo y comenzar a delinear sus ideas para la estrategia. Sin embargo, no podía ignorar la sensación de que estaba caminando sobre una cuerda floja. Trabajar tan de cerca con Derek significaba exponerse a recordatorios constantes de su noche juntos y al secreto que llevaba consigo.
Mientras se preparaba para salir al final del día, Derek apareció nuevamente en su oficina.
—Buen trabajo hoy, Ellen. Espero que mantenga ese nivel de compromiso. Este proyecto es crucial para la marca.
—Gracias, señor Winston. Haré mi mejor esfuerzo.
—Estoy seguro de que lo hará. Hasta mañana.
Ellen lo observó marcharse, sintiéndose dividida entre la alegría de haber impresionado a su jefe y el peso de las complicaciones personales que podían surgir. Sabía que el viaje apenas comenzaba y que debería manejarlo con cuidado. En el mundo de la moda, la perfección era la norma, pero para Ellen, mantener su equilibrio entre lo profesional y lo personal sería su mayor reto.