Capítulo 20. La promesa de un para siempre.
Derek
Derek Winston no era un hombre que temiera tomar decisiones difíciles. La vida, con su carácter implacable, le había enseñado que el éxito no se alcanza con dudas, sino con determinación. Sin embargo, aquella mañana, mientras observaba desde la terraza de su ático la ciudad despertando entre luces tenues y niebla, sintió algo distinto: nervios. Mariposas revoloteando, como si tuviera veinte años y estuviera a punto de declararse por primera vez.
Pero aquello no era un simple “Te gusto, ¿Quieres salir conmigo?”. No. Esto era amor verdadero. Esto era un “Quiero pasar el resto de mi vida contigo, aunque el mundo se caiga a pedazos”.
Todo había comenzado con una noche... una noche que no debía ser más que eso. Pero fue mucho más. Fue electricidad, fue piel que reconocía otra piel, fue miradas que no se olvidaban al amanecer. Y luego, los giros inesperados del destino: ella, Ellen Grey, la mujer que no podía sacarse de la cabeza, terminó siendo parte de su equipo como especialista en