—¿Tienes idea de quién es esa mujer?
Clarisse no respondió a la pregunta de Ariadne. Solamente se puso nerviosa y cargo a su pequeño niña junto a su muñeca en brazos.
—Es una larga historia. Pero vamos... Tenemos que irnos de acá.— Clarisse tenía la voz entrecortada.
Ariadne la siguió y subieron a un taxi. Dentro del vehículo todo se volvió a poner más calmado para su amigo, no obstante, estaba abrazando a su pequeña hija y con la otra estaba escribiendo en su celular.
—¿Ya tú sabes quién es esa mujer?— Ariadne le preguntó a Camila en voz baja.
Camila tomó su nueva muñeca y se la mostró. Clarisse terminó de escribir y guardo su celular.
—¿Cuántas veces te tengo que repetir que no quiero que le aceptes juguetes a desconocidos?— Clarisse regaño a Camila.
Camila se quedó en silencio. Pero al mismo tiempo estaba asustada y en unos segundos estaba comenzando a llorar.
—Es una niña. Ella no sabe la gravedad de estas cosas, ¿Por qué no hablas con ella en casa con mucha más calma?
Clarisse