Sabía que escapar no era una opción inmediata. Pero en algún momento… algún momento de descuido, lo haría.
Y cuando eso pasara, Víctor pagaría. No solo por haberlas mantenida en cautiverio… sino por forma enfermiza de querer jugar con su mente queriendo normalizar la situación.
Ese mismo día, Peter no comió, no durmió. Pasaron dos días sin pistas, después de la desaparición de su mujer y su hija. La policía investigaba, pero la desaparición era perfecta. No había cámaras funcionando, ni registros digitales. La doctora encargada de la cesárea fue llevada a investigación, juró no haber sido notificada de la cesárea y, de hecho, estaba atendiendo a otro paciente al momento. También descubrió que el registro materno nunca fue retirado de la oficina de archivos. El que la secuestro planeo todo a la perfección.
Fue entonces cuando Peter sospechó. Vencedor. No puede ser coincidencia. Recordó como miro a su mujer la noche del encuentro casual en el restaurante. Una mirada llena de deseo y luj