—No, director, no se preocupe. Después de filmar, no nos quedaremos a comer —dijo Yolanda mientras se levantaba.
No sabía si era por el cansancio de la filmación o por el intenso sol del mediodía, pero al levantarse, sintió un momento de desorientación. Sus pies se estabilizaron, pero su cuerpo se movió un poco.
Jacob, que estaba justo al lado, notó que algo no estaba bien y rápidamente se acercó para sostenerla.
Yolanda, instintivamente, agarró el brazo de Jacob y se recostó un poco sobre él.
Con un tono algo débil, murmuró. —Me levanté de golpe y me siento un poco mareada.
Jacob comprendió de inmediato que había tambaleado porque no se sentía bien.
—¿Quieres que le pida al director que espere un poco para seguir filmando? —le preguntó Jacob.
Yolanda sacudió la cabeza. —¿Tienes un caramelo? Dame uno.
Jacob se detuvo un momento. ¿Un caramelo? No tenía idea de dónde podría sacar eso; en realidad, no le gustaban los dulces.
—Espérame un segundo —dijo Jacob, ayudándola a sentarse.
—Cuando