—Entonces, ¿vamos a tu universidad? —dijo Mariana riendo.

Walter no respondió, lo que fue una aceptación tácita.

Efectivamente, el coche se detuvo frente a la Universidad de Yacuanagua.

Mariana observó a los estudiantes que entraban y salían, y suspiró: —¿No habíamos venido aquí una vez antes?

—La mentalidad al caminar por aquí ahora es diferente a la de antes. ¿Te gustaría dar otra vuelta? —preguntó él.

Mariana frunció el ceño. ¿Qué podría ser tan diferente? Aunque no lo entendía del todo, decidió seguirlo y bajó del coche.

Walter caminaba delante, y Mariana lo seguía en silencio, como solía hacerlo. La mayor parte del tiempo, ella lo seguía, disfrutando de su compañía en secreto.

—¿Por qué no te acercas? —Walter se dio la vuelta para mirarla.

—Quiero experimentar cómo se sentía antes, cuando te amaba en secreto —Mariana bromeó.

—¿Secreto? Eso era más bien un amor a la vista, todo el mundo lo sabía —Él se rio.

—No seas tan directo, por favor —Mariana hizo una mueca.

—Está bien, está b