Capítulo 92.
Las notas del piano resonaban en los oìdos de Harper, cuál pieza que dulcificaba el entorno, mientras tres niños corrían de un lugar a otro, entre gritos y quejas. Noelle los reprendía con severidad, Clifford se acercaba a quiénes quería, mientras Edison soltaba las teclas para verla.
Ahora, esa casa estaba con mantas blancas cubriendo los muebles, dejando el silencio absoluto que calaba hasta los huesos. Todo había cambiado. Ya no habían flores frescas, ni aromas a comida deliciosa en la cocina, menos ventanas abiertas en la casa de los Visconde. Su antiguo dormitorio daba la idea de haber sido abandonado por una adolescente que no tenía gusto por una sola cosa.
Aún podía recordar a la Harper de ese momento. Frente a la ventana, deseando poder escapar del destino que le esperaba. Aunque todo el deseo por hacerlo no daría frutos, toda su vida estaba planeada por otros, todos sus pasos tenían dueños y cada respiro lo daría contra su voluntad.
Encontró el pequeño trofeo que ganó y