La mañana llegó demasiado pronto. Horus quería ejercitarse, a Scar le regresaron las ganas de salir al exterior, y Mateo también necesitaba pensar sobre lo que le esperaba ese día. Salió con ambos a los alrededores, dejando a Harper dormir un poco más, mientras, en medio de la caminata atendía llamadas provenientes de México.

Liban había llegado al pueblo donde Corinne se ocultaba. Pero había mucho movimiento. La vigilancia de las autoridades solo era un tropiezo, aunque éstos sólo quisieran evitar una situación como la reciente. Pero si no eran las autoridades, veían sujetos que podían tomar como no de ese lugar.

Raúl y Ben se mezclaron entre turistas, siendo quien le informaba a su jefe que en un poco más de veinte minutos estaría llegando con Corinne. Mateo se detuvo en la carretera, llamado a Horus, porque este no pretendía quedarse quieto.

—Estoy frente a la casa— reveló Raúl bajando sus lentes, con su mochila de viajero en el hombro.

—¿No crees que dirán que estamos entrando