Capítulo 19.
Mateo tuvo que pensar en muchas cosas desagradables, el repugnante olor a jazmín, miel y otras mezclas que emanaba de Harper lo hicieron sentir esa presión a nada de romper sus pantalones, la misma que lo llevó a pararse frente a la ventana.
No era por ella.
La razón era el cambio brusco en su ritmo cardíaco. Nada más.
A su vez, Harper lanzaba a la basura los guantes inservibles y guardaba la ropa que se había cambiado. Alzando el frasco de colonia que acercó a su cuello y en cada zona que solía ponerse su fragancia.
Le gustaba a ella, el resto no importaba.
Su nana guardaba las últimas cosas en su propia maleta, teniendo cuidado de no arrugar las nuevas prendas que Harper le había comprado.
—¿Estás segura de que quieres seguirlo a esa ciudad? —Harper aseguró el cierre de su última maleta y se frotó la cara.
—No es como si pudiera negarme, ¿o sí?
Colocó la maleta en el suelo y buscó el abrigo limpio que se cerró con el cinturón. Se colgó el bolso en su mano y caminó hac