Capítulo 107.
—Siempre suelo decir que las comidas en familia son necesarias— Valente deslizó el filo sobre el filete que luego tomó con el tenedor. —Generan unión, puedes expresar las acciones de tu día a día y si eres más emocional, decirles que los quieres.
Buscó el salero que agitó sobre su plato.
—Nunca se sabe cuándo podría ser la última vez. Hay que recordar que los accidentes nunca sabes el momento en qué llegarán— esta vez sí tenía el punto exacto. —Señora, permítame felicitarla. Esta carne es exquisita.
La mujer frente a él trató de pedir ayuda, pero la mordaza en su boca evitó que lo lograra. Todos en la mesa tenían el mismo rostro aterrado. Había capturado al hijo menor, logrando que uno de los mayores atara a sus hermanas, para luego hacer que el adolescente lo hiciera con su hermano, ahora todos estaban en la misma mesa, con un invitado que comía con calma.
—Antes, mi familia era así— relató tomando un poco más de guarnición—, mi madre solía esperar el tiempo que papá nos dedica