Mundo de ficçãoIniciar sessãoNi siquiera debo decir que se acabó la fiesta, porque realmente se ha acabado con ese aullido de un hombre lastimado. Por eso, todos se marchan con disimulo, mientras Angelica me mira preocupada.
— Angela…— No necesitas consolarme, debo asumir las consecuencias de mis decisiones. Yo fui quien decidió decirle la verdad así de directa y este es el precio que debo pagar. — digo con tristeza, mientras camino a cualquier lado menos a la casa.Era de esperarse, él no iba a aceptar una respuesta tan ambigua cuando él solo tiene indecisión sobre cómo tratarme y no, de lo que siente. Porque al final, de los dos yo soy la más perdida.— ¿A dónde vas?— Necesito despejar mi mente, por favor, no me sigas.— Debo seguirte, con lo despistada que estas serías capaz de caerte o hacerte alguna especie de daño porque tu mente divaga.&mdash






