Su mirada, esa roja que no significa enojo o que es el alfa supremo, si no que me desea, hace que mi corazón se aceleré y sé que el suyo también hace lo mismo… es la conexión de ser marcada por él.

— ¿Cómo puede solo acelerar tu corazón cuando te he dicho que te quiero? — pregunta él.

— Me quieres follar.

— Y hacer muy feliz, esposa. No solo te deseo para ser mi compañera sexual, si no quien me ayude a ser mejor, pero, te pido que por favor, no sigas las locuras de Angelica o el que va a morir por su corazón soy yo.

No puedo evitar sonreír, en especial porque yo también pienso lo mismo, por eso, me distraigo pensando en esa loca mujer hasta que mi loco esposo, coloca la cabeza de su polla en medio de mis piernas.

— ¡Lucifer!

— Aquí estoy querida, siempre detrás de ti cuidando tus pasos.

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