Lucifer tiembla y sus feromonas están completamente locas, por lo que, debo abrir las ventanas para no ahogarme con todo lo que siento en estos momento por culpa de sus feromonas.
‘No quiero hablar con él, pero, me convencen esas feromonas que influyen en mí más de lo que me gustaría.’ Me digo mentalmente.
— Lucifer…
— Entre en pánico.
— Ya me dijeron que corriste desnudo por el pasillo.
— Eso fue poco lo que te contaron teniendo en cuenta todo lo que hice… Angela, eres mi debilidad.
— No digas tonterías. — digo ignorando la sinceridad con la que me habla.
‘Es una locura de que yo sea la debilidad de él. Apenas nos conocemos y no se siente real que diga que soy su debilidad o que quiera realmente estar conmigo.’ Me digo mentalmente.
Ni siquiera sé cómo lidiar con esto, porque en la familia Krauss, no tenía voz. Por mucho que quisiera dar mi opinión, no era posible y aquí… siento que si no digo algo, un hombre tan fuerte, se va a quebrar y mucho.
— Lucifer…
— Nunca había sent