Sonriendo miro hacia el hombre lobo que corre como si estuviera huyendo del fuego y mi corazón se acelera cuando nuestras miradas conectan.
‘Finalmente ha vuelto.’ Me digo mentalmente.
— Deja de babear, me vas a ensuciar las piernas. — dice Angelica y yo paso mi mano por la boca, notando que es mentira.
— ¡Angelica! — grito y ella me jala para que me agache.
— No delates nuestra ubicación. — dice Angelica con seriedad.
— Lo siento. — digo sintiendo que mi corazón se acelere mucho.
‘No me ha abandonado.’ Me digo mentalmente.
— Oye, no la has pasado tan mal para que quieras dejarme tan rápido. — dice ella con dramatismo.
— No es por eso…
— Lo quieres y dudo que sea como un posible apoyo, Angela. El brillo en tus ojos me dice que es más. — dice ella colocando su mano como soporte de su cabeza, mientras esta acostada de lado.
‘Esta mujer es tan molesta cuando se lo propone.’ Me digo mentalmente.
Intento no darles importancia a sus palabras y me concentro en ver al hombre lobo q