Yo siento que me cae un balde de agua helada con todo y hielo, al punto que me quedo sentada sin palabras, pero, Angelica si tiene como responder y por eso, ella le da un golpe en el rostro que sorprende a su esposo.
— ¡Angelica!
— ¡Tú no te atrevas a decir algo, porque si no te atreves a defender a una mujer de su inútil esposo y yo sí lo hago! ¡Así que, no tienes derecho a molestarme por hacer lo correcto! — grita Angelica con su sentido de la justicia bien fuerte.
— Ahora vas a culparme a mí.
— Fuera de aquí. — ordena Angelica con esos ovarios de titanio o algo más fuerte.
‘Lucifer realmente dijo eso. Mucho hijo de puta.’ Me digo mentalmente.
— Angela…
— Largo de aquí. — digo con frialdad.
— Necesito que entiendas…
— Créeme cuando te digo que ya no necesito que me expliques algo, solo vete. — digo con frialdad.
Él me observa confundido, como si mi reacción le sorprendiera, cuando está hecha a base de sus acciones. Unas que ahora me avergüenza y enojan en partes iguales. Y