Él me observa con miedo, al punto que no es capaz de mirarme de nuevo a los ojos, pero, ni siquiera así se marcha y por eso, suspiro profundo mirando al hombre que aunque es de mí misma estatura, no tiene el poder que posee.
— Si no puedes lidiar con el peso del acuerdo, entonces, puede marcharse. — digo con frialdad.
— ¡Espere un momento, por favor! — dice el alfa con angustia.
— ¿Tienes un plan? Porque solo puedo darte un tiempo reducido para hacer lo que estás asegurando. — le advierto.
Él palidece, porque seguramente cree que voy a darle todo el tiempo del mundo para que encuentre lo que llevo meses intentando obtener. Sin embargo, aunque me causa satisfacción ver como sus esperanzas se destruyen, no puedo evitar verme a través de él.
‘Tú también eres incompetente como esposo.’ Me digo mentalmente.
— ¿No crees que estás siendo demasiado injusto?
— ¿Vas a hablar de injusticia? — pregunto con frialdad recordando todo lo que ha pasado.
— Por favor, no lo tomes a mal.
— Las c