En este punto, no me interesa a quien tenga de aliados esa maldita mujer, ya que, no me interesa en lo absoluto como piensan ayudarla, porque si ella cree que es invencible, yo le mostraré lo contrario.
Los hombres lobos se marchan de inmediato y yo pienso en mi siguiente plan, es entonces cuando el tonto que creía ciegamente en su esposa, aparece con su mirada de arrepentimiento y miedo.
— Alfa líder supremo. — dice él mirándome con mucha precaución.
— No, no pienso permitir que tú vengas aquí a decirme que tenga compasión con la mujer que se mantuvo hasta el final siendo una maldita hija de perra como dicen los lobos. — digo con frialdad.
— No lo puedo creer, es su suegra. ¿Cómo puede ser tan cruel con ella? — pregunta él con tanta indignación que me hace reír.
Por eso, miro hacia el tonto lobo que sigue aferrándose a una mujer que solo le causará destrucción. Así que, por un momento me compadezco de él y le doy el perdón que no ha pedido.
— Señor alfa, le voy a decir algo: la