Los gritos se escuchan con fuerza, pero, aunque salen varios lobos preocupados por la seguridad de sus lideres, apenas me ven, no se atreven a moverse de sus lugares.
— Saludos, alfa supremo.— ¡¿Es todo lo que piensan decir?! ¡Nos están secuestrando! ¡Deberían pelear por nosotros! — grita la molesta mujer que solo hace causar dolor de cabeza en mí.— Que lo hagan, he traído suficientes lobos para destruir la manada en caso de ser necesario. — digo sonriendo.— Pero, esto no es justo, no hemos podido defendernos. Las cosas no son así. — dice el mayor de los Krauss.Sonrío ante el cinismo del hombre que jamás debió convertirse en padre, porque tuvo a dos bastardos que no saben respetar a una mujer y una chica que no merecía el infortunio de pertenecer a esta familia.‘Cada vez que los veo me producen más asco. La