Miro a estos lobos que solo quero asesinar y ellos ni siquiera se atreven a suplicar clemencia ni mucho menos, argumentan alguna mentira descarada para evadir su responsabilidad.
— Entonces, ¿no piensan decir algo? ¿No es así? — pregunto curioso por su mutismo en un momento inoportuno.— ¿Qué locura está diciendo usted? ¿Acaso cree que somos esa clase de familia? — dice la mujer enojada.— Parece que no sabes o finges no saber. — digo mirando a la mujer enojada porque su familia no se defiende de algo indefendible.Los tres lobos siguen sin decir una sola palabra y por eso, uso mi magia para acercarlos a mí y arrodillarlos con brusquedad, porque ellos no merecen el más mínimo grado de delicadeza.— ¡Alfa supremo! Entiendo que está molesto, pero, lo mejor es que aclaremos las cosas y…— No, ahora mismo no estoy para su