Capítulo 85.

Salí de la habitación de Paul temblando. No sé explicar muy bien la razón, pero podría ser por la adrenalina que acababa de soltar o más bien por todo el peso que llevaba a cuestas.

A cada paso que daba por el pasillo, mi cuerpo me recordaba todo lo que había pasado: la traición, la pérdida, la puñalada que le había dado… y ahora, esa estúpida historia que intentaba justificar lo injustificable.

Lo odiaba. Pero también me dolía. ¿Cómo podía odiar a alguien que había sido tan importante para mí?

¿Cómo se olvida todo lo bueno que un día viviste?

Me costaba tanto asimilarlo todo. Estaba totalmente confundida. Necesitaba alejarme de allí lo más posible, pero ¿cómo hacerlo si no podía salir de aquella cárcel? Caminé hasta los jardines traseros del palacio. Allí es donde menos gente iba y donde más tranquila podía estar.

Me senté entre las piedras, con los brazos rodeando mis rodillas, sintiendo cómo la noche empezaba a caer.

Todo eso de la profecía, el trono, su “tío traidor”,