Capítulo 34. La caída de un guardia.
Capítulo 34. La caída de un guardia.
Narrador omnisciente:
El castillo parecía respirar en silencio aquella mañana. Los pasillos estaban tensos, los guardias caminaban con más rigidez de lo normal y hasta el aire parecía más pesado. El ataque frustrado, los espías atrapados y el mensaje dirigido a Clara habían dejado marcas que no se borraban con simples guardias adicionales o puertas reforzadas. Todos lo sabían, aunque pocos se atrevían a decirlo en voz alta: Henry estaba jugando con ellos, y lo hacía desde dentro.
Hugo había pasado las últimas horas revisando una y otra vez los informes de los guardias, los cambios de turno, los movimientos registrados en las murallas y los accesos. Nada parecía encajar del todo. Siempre había un hueco, un pequeño detalle que no cuadraba. Y aunque no lo decía en voz alta, en su interior empezaba a formarse una sospecha que lo desgastaba: alguien cercano a él estaba filtrando información.
Elías, más analítico, lo había advertido días atrás. Luz