Capitulo 59.

Capítulo 59.

La tarde estaba muy buena, la temperatura era ideal, ni frío ni calor, hacía una temperatura intermedia.

Por fin estábamos en el jardín. Hugo jugaba con unas ramitas mientras que yo conversaba con Grettel. Su risa me relajaba, me despejaba la mente. Estar cerca de ella era un bálsamo para mí. No hablábamos de nada importante; la mayoría de las cosas eran banales o triviales, como por ejemplo que el nuevo rosal era muy bonito, que la temperatura era agradable o de lo mucho que había crecido Hugo en los últimos días. En fin, nada importante.

—Ese niño va a ser un Alfa imponente —dijo Grettel, riendo con cariño—. Se le nota en la mirada, además estoy segura de que va a romper muchos corazones.

Sin poder evitarlo, miré a mi pequeño y no pude evitar sonreír. A veces aún me costaba creer que esa criaturita era mía y que había salido de mí. Lo amaba tanto que me dolía hasta el alma.

De repente, Hugo comenzó a llorar y toda esa calma que estaba experimentando desapareció en
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