La noche había llegado y faltaban pocos minutos para cerrar el restaurante. Grecia había realizado un trabajo considerable en la oficina, logrando ponerse al día con diversas tareas que Guillermo había descuidado. Gracias a su formación en administración de empresas, aunque no culminada, pudo organizar eficientemente todos los archivos en el sistema.
Cerró la oficina y bajó ansiosa a la cocina en busca de Guillermo, deseando saber si había terminado para que pudieran regresar juntos a la mansión. Además, quería aprovechar la ocasión para contarle de lo que se había enterado gracias a su abogado, relacionado con la empresa Ripoll.
Antes de entrar a la cocina, escuchó fuertes carcajadas; evidentemente, se trataba de Úrsula y Guillermo. Al abrir la puerta con fuerza para sorprenderlos, observó que estaban inmersos en una animada conversación, con la cara cubierta de harina de trigo. La cocina, por su parte, estaba hecha un verdadero caos.
—¡Interrumpo! —dijo Grecia en un tono fir