Al día siguiente…La luz del sol se filtró a través de la ventana y despertó a Grecia. No había conciliado el sueño en toda la noche y, finalmente, se había quedado dormida casi al amanecer.Al girarse en la cama, se dio cuenta de que Guillermo no estaba allí. Se preguntó si se había levantado muy temprano o si, en realidad, no había pasado la noche con ella. “Dios mío”, pensó, “no sé por qué siento esta confusión en mi corazón.” La reciente noticia de la boda de Luis Fernando la había dejado desconcertada. “No estoy segura de querer casarme con Guillermo. ¿Qué hago, Dios mío? ¿Qué hago?”Grecia estaba completamente contrariada; nunca imaginó que enterarse de la boda de Luis Fernando le generaría tanta confusión.En ese momento, la puerta se abrió y entró Guillermo, vestido con pijama y descalzo.—Guillermo, pensé que habías salido muy temprano. ¿Dónde estabas? —preguntó Grecia, con un tono de sorpresa.Guillermo suspiró, tratando de contener la molestia que le había causado el rechaz
Guillermo se vistió y salió de la habitación, dejando a Grecia destrozada por dentro. Se sentía culpable por el dolor que le estaba causando, pero el amor que sentía por Luis Fernando, era mucho más fuerte que ella y no podía hacer otra cosa que poner límites a su relación, a pesar de estar consciente de que no podía regresar con él. Guillermo por su parte estaba devastado, pero su carácter fuerte y decidido, lo hicieron actuar con firmeza, también tenia su orgullo, y en ese momento algo muy grande había cambiado dentro de él. Sabía que a partir de ese momento, ya no podía ver a Grecia de la misma forma por más que la amara. Su expresión se endureció, la amargura que lo había acompañado por años había regresado. Horas después…Grecia había decidido permanecer en la habitación. No quería ver a nadie; se sentía muy deprimida y ni siquiera había bajado a desayunar. No paraba de llorar, estaba realmente como al principio cuando llegó accidentalmente al restaurante completamente quebrad
Las dos bodasHabía llegado el gran día. Todo estaba listo en el salón donde se llevaría a cabo la boda de Luis Fernando y Laura. Era uno de los eventos más esperados por la élite neoyorquina, y había sido preparado bajo la estricta supervisión de Greta y Laura, todo lo habían planificado desde el mismo momento en que destruyeron el matrimonio de Grecia y Luis Fernando.Greta quería que fuera la boda del año y se había encargado de que estuviera presente toda la prensa importante de Nueva York. El lugar elegido fue el icónico Hotel Plaza. La ceremonia se llevaría a cabo en uno de los elegantes salones, decorado especialmente para la ocasión, con candelabros de cristal que colgaban del techo. El ambiente estaba impregnado de un aire de sofisticación que lo hacía único. Las mesas estaban vestidas con manteles de seda blanca, adornadas con centros de flores naturales en tonos pastel que contrastaban con la opulencia del lugar. Los invitados vestían sus mejores galas, y en el ambiente se
El juez civil había llegado al lujoso salón. Laura no cabía de la alegría; contaba los segundos para que la ceremonia se llevara a cabo, antes de que ocurriera algo que hiciera a Luis Fernando arrepentirse. Lo notaba muy callado y, además, había estado bebiendo más de la cuenta.Todos los invitados ocuparon sus lugares. La prensa estaba muy atenta a todo lo que pudiera pasar, y los fotógrafos se aglomeraron para poder captar el mejor ángulo de los contrayentes.Greta sonreía, satisfecha de haber logrado sus planes. Luis Fernando tenía una mirada como si estuviera ausente. “Dios mío, no sé por qué la vida me está haciendo esto”, pensaba, intentando mantener una sonrisa forzada.El juez civil, sin más preámbulo, comenzó con la ceremonia:—Amigos y familiares: Nos reunimos hoy en este hermoso lugar para celebrar el amor y la unión de Laura Villaseñor De la Fuente y Luis Fernando Ripoll García. Este es un momento especial, no solo para ellos, sino también para todos nosotros, quienes hemo
La fiesta en el lujoso salón del Hotel Plaza había comenzado. Se escuchaba el sonido de la música y todos los invitados se habían agrupado en medio de la pista para bailar. Las luces parpadeaban en tonos dorados y plateados, creando un ambiente festivo que contrastaba con la tensión que había precedido a la ceremonia.Laura, aún con la emoción del “sí, acepto” resonando en su mente, intentó disfrutar del momento. Sin embargo, su mirada constantemente buscaba a Luis Fernando entre la multitud. Él no quiso bailar con ella y se quedó sentado en la mesa que estaba preparada especialmente para los novios, mientras bebía un trago tras otro.“¿Por qué no puede simplemente dejar de pensar en Grecia?” se preguntaba Laura, sintiendo un nudo en el estómago. Decidió acercarse a él, tratando de romper el hielo.—Amorcito, ¿quieres bailar? —le preguntó con una sonrisa forzada, intentando ocultar su ansiedad.Luis Fernando la miró, pero solo movió la cabeza en señal de negación, volviendo a concentr
Laura miraba a Daniel con nerviosismo, sintiéndose alterada. Había salido de la fiesta y no quería causar sospechas, especialmente en Luis Fernando.—Por favor, Daniel, estás a tiempo de retractarte. Mejor podemos vernos después en tu estudio, y te prometo que arreglaremos esto de la mejor forma —sugirió Laura, intentando mantener la calma.—No, ternura, quiero aprovechar este momento —respondió Daniel con determinación—. Me excita mucho pensar que hoy será tu noche de bodas con Luis Fernando, y quiero dejar mi huella dentro de ti, para que cuando estés con él, recuerdes que te hice mía. Sin permitir que Laura dijera una palabra más, Daniel la tomó por la cintura y comenzó a besarla. Al principio, ella se resistía, pero pronto se dejó llevar por la necesidad de sentirse deseada, especialmente tras el rechazo de Luis Fernando. Ya había estado varias veces con Daniel, así que no era un gran sacrificio para ella; sentía una conexión que, aunque no estaba basada en sentimientos profundos
Un par de horas después…—Mi amor, ¿qué te parece si bajamos a la piscina? Quiero disfrutar del hotel antes de irnos a nuestro viaje de luna de miel —le dijo Laura, acercándose a Luis Fernando y besándolo en los labios.—No tengo ganas de salir de la habitación, Laura. No me siento del todo bien; todavía tengo un poco de resaca.Laura frunció el ceño, sintiéndose frustrada. “¿Cómo puede hacerme esto? Pero mejor tranquilízate Laura, es mejor que lleves la fiesta en paz.” Pensó forzando una sonrisa y acercándose a él intentando ser amable. —Luis Fernando, no estás ayudando a que esto funcione. Ni siquiera hemos hecho el amor. Además, mañana partimos a nuestra luna de miel por Europa. Recuerda que es el obsequio de boda que nos dieron mis padres.—No creo que sea una buena idea irnos de luna de miel ahora.—¿Cómo has dicho? Aparte de la noche de bodas de terror que me has hecho pasar, borracho y llamando a la mustia de Grecia, ahora me vienes a salir con que no nos vamos de luna de miel
Al día siguiente…Grecia se había levantado muy temprano. No había podido ver a Guillermo, ya que, al igual que el día anterior, él se había ido muy temprano al restaurante. La diferencia era que esa noche él había decidido dormir en la habitación de huéspedes, pues no quería hablar con ella.Al mirar su lado de la cama, sintió una profunda sensación de vacío. “No durmió aquí. Debe estar tan molesto que no quiere verme”, pensó con cierta melancolía. Se vistió elegantemente, deseando verse atractiva. Se maquilló y se puso el perfume que tanto le gustaba a Guillermo. Con la esperanza de encontrarlo, bajó al comedor.Matilde ya se encontraba en la cocina preparando el desayuno de Grecia. Con cautela, sacó un pequeño gotero y vertió una gota de veneno en el café. Debía ser muy cuidadosa; no podía dejar evidencias. Todo debía ser lento, hasta que finalmente su salud se fuera deteriorando lentamente. Para eso, debían pasar varios días.Tomó la charola y la llevó al comedor. Al llegar, se en