Catalina

La semana pasó mucho más lento de lo que me hubiese gustado y la manera en que extraño a mi hijo no me ha dejado pegar ojo.

Lo que hace que en consecuencia me encuentre agotada y a la defensiva las 24 horas del día, teniendo que mirar sobre mi hombro en todo momento esperando el siguiente ataque, pues desde que me sacaron de la celda de castigo la misma mujer me ha intentado provocar dos veces, por suerte he tenido la fuerza y el sentido común para no caer.

Pero lo que dice… cuando nombre a mi bebé, necesito hablar con Gabriel,hace ya una semana entera desde que vino a verme, pero no he tenido noticias suyas más allá de lo que Iván me dijo hace dos días y es que al parecer están muy cerca de sacarme de aquí.

Espero que sea verdad.

Estoy caminando hacia la zona de lavandería en dónde es mi puesto de trabajo cuándo dos guardias se acercan a mí, el gesto serio consigue que me tense de inmediato.

—Señora Reyes, tiene que acompañarnos.

—¿Ha pasado algo?—pregunto y me seco las mano