52. No es mío
Gabriel
Un minuto, eso es todo lo que necesitaba para poder descubrir si Samuel es o no es mi hijo, pero las decenas de mensajes, la prensa llegando a mi puerta y la nota de voz de mi padre han hecho que conteste la quinta llamada de mi secretaria, sospechando que algo ha debido pasar.
—¿Qué demonios pasa?
—¡Señor San Román, por favor, necesitamos que venga ya! Esto se está saliendo de control. Ha llegado gente de todas partes, prensa buscando información y también gente a favor de la señora Catalina, al parecer dicen que la empresa busca pisotear el nombre de la señora Catalina, todo se ha puesto… violento.
La voz al otro lado del teléfono me estalla en el oído y en contra de toda mi voluntad sé que tengo que irme.
—Llego en 10 minutos— es todo lo que digo, mientras intento encontrar las llaves del auto, dejando el sobre con el resultado de la prueba de paternidad sobre la consola del recibidor.
Manejo como un maniaco mientras espero que en realidad todo no sea tan grave como lo han