—¡Auch! —jadeo Vecka en el momento que sintio un fuerte dolor en su vientre. Fue como un leve tirón en la parte baja, una molestia que trato de ignorar mientras se vestía. Su molestia con Xyos era más grande que esos tirones momentáneos, la luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas del cuarto, y el aire dentro de la casa Blackwood estaba denso.

Apoyó una mano sobre su pequeño abdomen, apenas abultado. La sensación no era grave, pero sí extraña, como si algo dentro se tensara cada cierto tiempo. Desde que había despertado, el malestar no hacía más que aumentar. Aun así, no pensaba mencionarlo a nadie. No quería parecer débil, y mucho menos dar pie a una conversación con Xylos, quien llevaba dos semanas ignorándola.

Un suspiro escapo de sus labios, se miró al espejo y se colocó un ligero abrigo, con la idea de que quizás un paseo por el jardín podría distraerla de todo lo que está ocurriendo.

(...)

A cada paso, el crujido bajo sus botas rompía el silencio, Vecka camina