Punto de Vista de Kaelen
Chocamos contra la mesa del comedor por segunda vez esa mañana, los platos volando, los cubiertos tintineando. Mi madre chilló, pero a estas alturas, era solo ruido de fondo. Mi atención se centró únicamente en borrar esa mirada engreída de 'soy-el-heredero-legítimo' del rostro de Orion.
Lancé mi puño contra sus costillas, haciéndole gruñir, pero el pequeño bastardo tomó represalias al instante, golpeando su frente contra la mía.
Por un breve momento, mi visión se nubló y pude escuchar a Hugo aullando y rogando salir.
Nunca. No necesitaba a mi lobo para poner a este pomposo idiota en su lugar.
—Puta madre —maldije, sacudiendo la cabeza para despejar el mareo.
Orion usó la distracción para clavar su rodilla en mi estómago, pero me giré en el último segundo, agarrando su muñeca y tirando de él hacia adelante. Él tropezó, y aproveché la oportunidad para lanzarlo por encima de mi hombro.
Golpeó el suelo con un fuerte golpe seco y gimió.
Sonreí. —Te estás volviendo