Mundo de ficçãoIniciar sessãoCapítulo 17
El martes en la mañana el aire en el apartamento de mis padres se sentía más denso y frío que el metal de mi computadora. Habían pasado casi diez horas desde el ultimátum de mi padre y yo ya no sentía rabia, sino la claridad cortante de un acero recién forjado. La noche anterior, el portazo invisible de la familia me había quitado el miedo a ser juzgada por el resto del mundo. Si mis propios padres me pedían buscar otro sitio, ¿qué importaba la opinión de Daniel o la de cualquier otro? La independencia total, aunque forzada, se sentía como mi única opción digna.Llamé a Sofía a las siete y media, antes de que saliera para su trabajo en la galería.—Sofi, ¿sigues ofreciéndome ese sofá? —pregunté, sin rodeos.Hubo una pausa al otro lado, pero no de duda.—Valeria, sabes que sí. Y no es un sofá, es un colchón doble en el estudio. ¿Qué pasó? Pensé que tus papás se habían ablandado.—Las condiciones del apoyo eran muy firmes. O él o la calle.






