Marcos tragó saliva y su rostro palideció al escuchar la voz de Laura.
—Con, con Marta. —titubeó— Pero… me refería a nuestra pequeña. —aclaró— la instructora y el psicólogo nos han dicho que debemos hablarle constantemente a la bebé y decirle cosas bonitas.
Ella lo miró en silencio por unos segundos, tratando de entender sus palabras. Luego me sonrió con ternura.
—Ven —dijo colocando su mano encima de la almohada— Siéntate a ti, conmigo.
Marcos se acercó hacia ella, tomó asiento y la rodeó con su brazo. Ella se recostó junto a su pecho.
—Pensé que dormiría el resto de la noche. Eso me ha dicho el médico.
—Pues ya se me quitó el sueño. —dijo alzando la mirada y buscando sus labios.
—¿Quieres que te le pida a Mercedes que te traiga algo de comer? —preguntó él de forma esquiva, levantándose de la cama.
Laura lo sujetó del brazo.
—No, no. No te vayas. —murmuró ella— Lo único que deseo comerme es otra cosa—dijo en un tono claramente seductor.
Marcos permaneció de pie frente a ella