Una vez que subieron al coche, Laura comenzó a planear la decoración de la habitación de la bebé.
—Pienso contratar a un diseñador para que la habitación de nuestra hija sea la más hermosa.
Marcos asentía sólo para calmar la ansiedad de su esposa pero ella parecía aún más entusiasmada.
—Marta, podemos ir este fin de semana de compras, necesitamos elegir la ropa con la que saldrá de la clínica y el moisés, también el coche y el babyconfort para cuando salgamos de viaje. —hablaba sin parar.
La rubia guardaba silencio, mirando su vientre y acariciándolo suavemente.
—¿Marta me estás oyendo? —preguntó, ansiosa.
—Sí, Laura perfectamente. —respondió un tanto agitada— Todo se hará como ustedes decidan —agregó.
En el tono de su voz reflejaba cierta nostalgia y a la vez, desconcierto.
¿Qué le estaba sucediendo? ¿Quería ser madre?
Al llegar a la mansión, Marcos dejó a ambas mujeres en su casa. Debía regresar a la empresa por unos papeles y luego se ocuparía de llevar a Marta hasta su res