El coche se detuvo frente a la lujosa residencia donde Marta vivía. Marcos bajó de su automóvil y fue hasta el otro lado para abrirle la puerta. Ella se sostuvo del asiento para levantarse. Nuevamente sintió una pequeña punzada. Frunció el ceño mostrando su incomodidad.
Marcos se percató de ello, por lo que terminó ayudándola a bajar del coche. La rodeó por la cintura y ella se apoyó en su hombro. Al llegar a la puerta, trató de sacar las llaves de su bolso, con torpeza.
—Yo te ayudo. —dijo él tomando la cartera y buscando en el interior hasta dar con las llaves.— Ten.
Ella abrió la puerta, ambos entraron al lujoso town-house.
—Necesito sentarme —dijo, mientras le señalaba con un gesto, la sala principal.
—¿Prefieres que te lleve hasta tu habitación?
—Sí, creo que es mejor.
Marcos subió las escaleras con lentitud sin dejar de sostenerla. Marta podía sintió un ligero cosquilleo cuando sus dedos le rozaron la cintura. Su piel se erizó, algo que fue difícil de ignorar por él, ya qu