Capítulo 88.
Evelyn
La mano de Genzo atrapa la mía en cuanto nos detenemos en la plazoleta, convirtiéndose en mi punto de apoyo para no avanzar con la lentitud que me enferma.
—Ahora es cuando tu lealtad se pone a prueba —le digo al llegar a la escalinata principal—. Estás conmigo o en mi contra. No hay un tercer camino.
—Mi camino lo decidí hace años, señora —responde firme mientras atravesamos la puerta—. Usted sabe que puede contar conmigo para lo que sea.
Asiento complacida y avanzo, dejándolo atrás para asegurarme de que todo está dispuesto como lo ordené. La mesa luce impecable, engalanada con la vajilla más reluciente y costosa, los cubiertos de oro bruñido, los manteles bordados en el material más fino.
Todo lo que mi esposo merece.
Falta la carne únicamente, y por ello envío a Genzo a buscarla. Regresa segundos después con la maleta, de la cual extrae las bolsas selladas al vacío con las porciones exactas, medidas con precisión para que no haya disturbios ni reclamaciones.
Observo cómo la